Opinión

El Viejo Continente está al mando

En Europa se observa una fuerza relativa de los activos de renta variable claramente superior a la de EEUU.

Algo ha estado cambiando en los últimos meses, sin duda relacionado con cómo el mercado valora los problemas de Europa, que es lo mismo que hablar de los problemas de España. Y tras la corrección bajista de la parte central del año, hay que señalar que hemos sido protagonistas de algunas de las mejores demostraciones alcistas del mercado.

En los últimos meses, tanto en España -donde en verano se llegó a infravaloraciones relativas frente al S&P 500 no vistas desde 1993- como en Europa se observa una fuerza relativa de los activos de renta variable claramente superior a la de los norteamericanos; en un proceso que se está viendo reforzado tras el ajuste posterior a la violenta recuperación vivida desde junio. Ni hemos corregido tanto durante él, ni los índices norteamericanos se están recuperando con la misma facilidad después del mismo; especialmente en el caso de la tecnología, lo que refuerza una inercia que se ha venido produciendo dentro de la otra.

Europa en general, liderada por Francia y Alemania en este caso, ha vivido una recuperación hasta la zona de alto previa de un modo vertical. El viernes, en zona de resistencia relevante, se produjo una vuelta en un día que no fue violenta pero sí llamativa; y que podría ir a más si se cerrasen los huecos alcistas dejados en la sesión del jueves.

Conviene destacar, una vez más, que pese a que hemos vivido un mes francamente positivo, ambos índices están en zona de grandísima resistencia de largo plazo, pues aquí es donde se encuentran las directrices bajistas que pueden ensayarse tomando como referencias los máximos de 2007 y 2010.

Si las batimos, el mercado europeo podría tener un recorrido de un 10 por ciento adicional a poco que el mercado norteamericano sea capaz de atacar, como parece razonable, su zona de máximo anual de la que aún está sensiblemente alejada en plena efervescencia de las negociaciones sobre el abismo fiscal en la primera economía del mundo.

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