La tarea iba a ser titánica. Pero, y sobre todo tras la aprobación de los Presupuestos, hoy casi nadie apuesta por que España cumpla su objetivo de déficit. Tanto es así que, según parece, el Gobierno anticipa ya este resultado y trabaja para evitar la multa de Bruselas, que podría ascender a 1.000 millones. En el Ejecutivo confían en que Alemania -que no quiere oír hablar de rescates- ayude a suavizar la sanción. De ser ése el caso, en Moncloa habrían adoptado el punto de vista del estudiante que, previendo el suspenso, en lugar de ponerse a estudiar intenta camelar a sus padres para que no sean muy severos. Es decir, pan para hoy y hambre para mañana.