Opinión

El 'rally' alcista y el principio de Pareto

Carlos Doblado

El 20% de la gente tiene el 80% del dinero, que es la gasolina del mercado.

Ha sido una semana grande, y no me refiero a la dimensión de lo sucedido en mi Cataluña, sino a lo que nos ocupa además de lo que nos preocupa. Porque es preocupante que una multitud de más de un millón de personas convocadas con los recursos de todos los catalanes crean que son la expresión de todo un pueblo, su espíritu encarnado; lo que les permite pasar por alto que hubo al menos seis millones de catalanes que no acudieron a la cita pese a tener pagado el autobús.

Me preocupa ver cómo se abre paso el principio de Pareto, que un 20 por ciento de la población quiera ser suficiente para cambiar la vida del otro 80 que parece tener otras prioridades. Los nacionalistas tienen todo mi respeto, pero me preocupa que no se den cuenta de que los que se sienten españoles y los que pasan del tema -y no se le cambia la vida al que ya está bien como está- son muchísimos más.

Como muchos más parecen ser los argumentos de los alcistas en la renta variable, que no el número de ellos. En el mercado es positivo que la mayoría se muestre escéptica con el movimiento en curso. Así nos lo recuerda siempre toda la teoría de opinión contraria; y así lo sugeriría también el principio de Pareto: el 20 por ciento de la gente tiene el 80 por ciento del dinero, que es la gasolina del mercado. A día de hoy no hemos visto un sentimiento alcista extremo; aunque habrá que empezar a mirárselo de cerca si vamos a atacar resistencias de gran importancia a largo plazo, como las que está enfrentando el mercado norteamericano.

Si la semana pasada fue el dólar el que se unía a los argumentos de fondo de los alcistas, esta semana fueron los bonos los que parecieron querer retroalimentar las inercias compradoras. La zona del 1,6/1,7 por ciento del bono alemán a 10 años tendría un significado tan potente como el que tuvo la ruptura del dólar de la semana previa. Son referencias que marcan cambios en las grandes inercias, donde poco importan la sobrecompra de corto plazo e incluso el sentimiento inversor.

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