
El pasado siempre vuelve. Y es poco probable que esta vez sea diferente digan lo que digan los genios.
Nunca ha sido mi estilo escurrir el bulto. Puede que sea más fácil para alguien que hace del reconocimiento de su propia ignorancia el camino, pero no es sencillo admitir públicamente que te has equivocado claramente. Y yo lo he hecho al proponer un rearme de la exposición la semana pasada, apostando por una corrección norteamericana moderada y dentro de un alza superior donde la corrección vistas era ya suficiente. Estos días, la política de asesoramiento de Ágora Asesores Financieros EAFI ha sido la de asumir errores y reducir de nuevo la exposición hacia niveles más tolerables; a fin de capear con menor sufrimiento el fuerte varapalo recibido a lo largo y ancho del globo por las cotizaciones.
Y sin embargo, pese a tener patrones bajistas en mano como los que presenta el Russell 2000 en cabeza y hombros -y quizá el DAX30 alemán- o el triple techo de un Dow Jones Transportes que hasta el jueves no apoyó declaradamente a los bajistas, sigo sin considerar que estemos ante un acontecimiento que merezca la precaución que sí mostramos antes de las correcciones de 2010 y 2011; y por supuesto durante 2008.
Estos días, como cuando formulé mi escenario antitendencial en marzo de 2009, simplemente he hecho mi trabajo: valorar la rentabilidad y el riesgo potencial y tomar decisiones de exposición. Y no sólo volvería a hacerlo, sino que entiendo que no es momento de dejarse llevar por el temor a patrones que tampoco tienen ya tan lejos sus objetivos mínimos bajistas. La sobreventa cuantitativa, las lecturas de pánico inversor que empiezan a revelar con nitidez las herramientas del sentimiento inversor y sobre todo el que no hayamos tenido estas herramientas revelando euforia antes de la actual corrección como sucedió en 2008, 2010 o 2011, me hacen pensar que los alcistas no han dicho su última palabra en la tendencia de fondo. Aún espero ver al S&P por encima de sus máximos.