Opinión

De Guindos, con Margallo en los talones

Buscando dinero desesperadamente. Ese podría ser el titular para describir el periplo de los principales responsables de Economía -vaya por delante que cumpliendo con su obligación- en una ofensiva con la que buscan compradores para nuestra deuda soberana, atraer inversores extranjeros y ampliar los mercados internacionales para las empresas españolas. Ese es el motivo que ha llevado al Secretario de Estado de Comercio a EEUU, previo paso por Bruselas, y también el que ha llevado a China al ministro De Guindos.

Un viaje que, seguro, habrá servido a De Guindos para relajar sus tensiones con Montoro, pero no para descansar de su colega de Exteriores, empeñado en arrebatarle el liderazgo de la marca España y el protagonismo de la promoción exterior.

Así, para los próximos días, el señor García-Margallo ha organizado un viaje a Túnez, para el que se ha asegurado -me dicen que por libre- el acompañamiento de una amplia delegación empresarial. Y bien está que, por fin, la diplomacia española se ponga al servicio de la empresa, pero siempre que lo haga coordinadamente y sin asumir competencias que sólo le corresponderían por delegación.

Y es que, aunque en público lo disimulen, los recelos entre ambos ministerios son como dicen que pasa con las brujas, que haberlos haylos. Y entre las empresas, que siguiendo con el cine se han convertido en ese oscuro objeto del deseo, empieza a haber ya más de un mosqueo.

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