Ante la catástrofe macroeconómica con colchón, las bolsas suben. Ésa es la respuesta a por qué tras conocerse la decisión de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE el pasado miércoles despertamos con una alegría inusual.
Los inversores saben que los países no quiebran y que, en caso de que lo hagan -Grecia-, la asunción de la quita es "voluntaria". Si esta solución sirve para Grecia, ¿por qué no para España e Italia? Sobre todo si tenemos garantizado un fondo de un fondo de otro fondo en el que alguien, alguna vez, se supone que pintará el dinero para pagar a aquellos que nos prestaron.
Lo de Zapatero y su ministra de Economía es para nota. En Bruselas, el miércoles, permitieron que, por primera vez en la historia, el bono del Tesoro español, ése que no se depreciaba, que era un "valor seguro", sufriera una quita... "virtual", lo llaman. Real será en un año del 2 ó 3 por ciento. Lo de menos ?con mucho que es? es el porcentaje, lo de más es el brutal efecto que tendrá en la economía española, donde los bancos, ésos que no prestan dinero "porque no hay solicitudes solventes", según Alfredo Sáenz, aunque en realidad es porque no lo tienen, aún tendrán menos.
La banca española es, según la UE, la más débil de los 17 países integrantes, por detrás de la griega. Los números cantan: 102.000 millones para recapitalizar 70 bancos, de los que 26.000 millones tienen que repartirse entre los cinco grandes españoles. Bueno, uno se puede mentir, pero la traducción directa de eso es que los bancos españoles están al borde del colapso.
¿Y el gobernador del Banco de España no tiene nada que decir? Este jueves, Rodrigo Rato fue de los pocos que dijo lo que el sentido común dice que pasa: que será muy difícil cumplir con las nuevas exigencias. Francisco González apeló al transatlántico, Fainé no abrió la boca, Ángel Ron lo ve un despropósito y Alfredo Sáenz tiene la cabeza en otro sitio. Si no, no se entiende