Tras una cumbre maratoniana, los jefes de Estado y de Gobierno de Europa han propuesto una significativa Declaración de la Cumbre del Euro.
Es difícil emitir un juicio definitivo sobre el paquete en general mientras no se aclaren todos los pormenores, cosa que sin duda no será antes de la reunión del G-20 en Cannes. Con todo, aquí tienen mi primera instantánea sobre el paquete.
1) Grecia: finalmente, el debate sobre Atenas ha avanzado en la dirección correcta. Las presunciones de crecimiento y los ingresos previstos por privatizaciones son más realistas que antes gracias al mejor análisis de la troika. El recorte del 50 por ciento ofrece la posibilidad de encontrar una solución viable para el país. Tendremos que revisar todas las cifras exactas, pero parece que todavía se precisa una financiación significativa del FMI para satisfacer las necesidades de fondos computadas por la troika. Pero la reducción prometida de la deuda sólo es una condición necesaria, no suficiente, para devolver a Grecia al camino sostenible. Aún quedan desafíos estructurales para el crecimiento y la consolidación fiscal helena, y éstos son enormes. Por consiguiente, la Declaración de la Cumbre, acertadamente, subraya la necesidad de contar con un grupo significativo de personal permanente en Atenas que ayude a las autoridades griegas en la implementación de las reformas.
2) Facilidad Europea de Estabilización Financiera (FEEF): se acoge favorablemente que haya habido acuerdo para apalancar la FEEF, en principio. El actual tamaño del Fondo habría sido demasiado pequeño como para evitar el contagio. Queda por ver cuál de las soluciones propuestas será la que se aplique (si se hace alguna elección) y cuánto dinero puede recaudarse en el mercado de capital. La cumbre del G-20 en Cannes también resultará decisiva en lo referente a la contribución de los países ajenos a la UE. En general, sólo entonces podremos decir si hay suficientes recursos disponibles para limitar el contagio, bien a través de la FEEF, bien con apoyo de la facilidad preventiva del FMI. Parece probable que el BCE tenga que seguir implicado dado que, en definitiva, sólo esta institución puede proporcionar una liquidez ilimitada.
3) Recapitalización bancaria: se acoge favorablemente que se haya tomado una decisión para avanzar en este capítulo. La intención es que los bancos aumenten su capital de máxima calidad antes de junio de 2012 hasta un 9 por ciento, y que se mejore de forma coordinada el acceso a la financiación a corto plazo. Parece que la cifra de 109.000 millones está en la franja inferior de lo que finalmente se necesitará. También es deplorable que, nuevamente, las pruebas de estrés que conforman la base de la recapitalización sean muy generales y no constituyan un auténtico examen muy intrusivo respecto a la fortaleza de cada banco sobre todos los riesgos posibles.
En los países que precisan asistencia financiera, los fondos de los programas se utilizarán para proporcionar el capital. Para los demás Estados, éste debería recaudarse en el mercado, y si no fuera posible, debería utilizarse el dinero del contribuyente nacional y la FEEF como último recurso. Los jefes de Estado y de Gobierno manifiestan claramente que desean que el fortalecimiento de los balances se consiga recaudando capital, no reduciendo los préstamos. Ése es otro detalle importante, pero desconocemos cómo desean asegurarse los Gobiernos que se evite una recesión crediticia. Si la presión llega de los supervisores nacionales, se corre un riesgo significativo de que los bancos desapalanquen su actividad transfronteriza. Esto podría desembocar en la fragmentación de la actividad bancaria y el repliegue hacia el interior de las fronteras nacionales. Será de máxima importancia que no se siga este derrotero. Asimismo, es probable que el compromiso de los Gobiernos de ayudar a los bancos a recabar más liquidez a través de garantías sea muy positivo, pero en este momento resulta poco clara la naturaleza y eficacia de este planteamiento coordinado por el que aboga.
4) Gobierno: la Declaración de la Cumbre incluye una serie de mejoras muy importantes para la gobernanza de la eurozona. El six-pack (la propuesta de la Comisión de un gobierno económico) y el Semestre Europeo se encuentran correctamente en el núcleo de la vigilancia ex ante. También se acoge de buen grado que el presidente del Grupo de Trabajo del Eurogrupo se convierta en responsable permanente del Consejo, que las líneas de presentación de informes se normalicen y aclaren más, y que el presidente de la Cumbre del Euro se reúna mensualmente con el presidente de la Comisión Europea y el Eurogrupo. Es crucial que estén en la agenda cambios rápidos y limitados al Tratado. No obstante, probablemente será insuficiente concebir sólo unos cambios puntuales al Tratado y harán falta unos cambios más fundamentales de éste.
5) Italia: la clave para el éxito del euro estribará en la capacidad de Italia para cumplir las reformas prometidas. La Cumbre del Euro hace correctamente hincapié en las reformas necesarias en Italia, y el claro protocolo de intenciones italiano supone un hito para la zona euro. Con todo, la Comisión tendrá que vigilar detenidamente los progresos en la implementación de estas reformas. La economía italiana tiene que hacerse apta para el euro. Es clave dar rienda suelta a las fuentes del crecimiento transalpino.
En general, el paquete supone un paso en la dirección adecuada, pero sin duda se queda corto en lo que finalmente hará falta para colocar a la moneda única en un camino sostenible. En concreto, no consigue convenir la reforma unitaria más importante que se necesita: la creación de una auténtica autoridad de resolución y supervisión bancaria para la zona euro. El segundo elemento más importante, las reformas estructurales masivas, resulta claramente esencial, pero para ello todo dependerá de la capacidad de cumplimiento que tengan los sistemas políticos nacionales.
Guntram B. Wolff: subdirector del think tank Bruegel.