El Ministerio de Industria continúa con una política energética errática y plagada de incertidumbres regulatorias.
Ahora se conoce que en plena caída de la demanda, el departamento que encabeza Miguel Sebastián planea la apertura de 40 plantas termosolares, algo que podría encarecer en 2.000 millones la tarifa eléctrica y que se sumaría a la burbuja experimentada en la energía fotovoltaica, la cual supone un 14 por ciento de los costes totales pero sólo aporta un 3 por ciento de la producción.
Por no hablar de que en estos momentos apenas se están empleando las más eficientes centrales de ciclo combinado y, además, se utiliza un carbón nacional que sale más caro. ¿A alguien se le ocurre preguntarse por qué sube una y otra vez el recibo de la luz?
