CORREIO DA MANHÃ (PORTUGAL)
Ya es demasiado tarde: el desvío presupuestario de este año, aumentado por una recesión aún peor para el próximo año, ha obligado a tomar medidas drásticas. Mucho más drásticas de lo que estaba previsto.
La gran pregunta que se plantea es si el recorte adicional del 14 por ciento de la remuneración anual de los funcionarios públicos resulta justa o no. Y si esto es suficiente. Si habrá más austeridad. Nadie sabe la respuesta.
Pero se sabe que los recortes del gasto del Estado no se pueden llevar a cabo sólo a nivel de las pensiones y salarios.
Es la forma más brutal, pero también más fácil de lograr una reducción. La que garantiza un recorte real. Aunque también el más injusto. El Gobierno ha faltado su compromiso de adelgazar. Este plan del Estado fue inevitable ayer porque no se había hecho nada antes de ayer. ¿Y mañana?