El Banco Espirito Santo no sólo ha fichado a un gran futbolista para anunciarse... También tiene buen regate en corto.
Como la regulación española no le afecta, puede esquivarla para ofertar un depósito al 4,8 por ciento en una vuelta de tuerca de la llamada guerra del pasivo.
Aprovecha ese hueco regulatorio, al igual que hizo Caixa Geral, para comer terreno a unas cajas debilitadas y se pone de manifiesto que la batalla por la financiación va a seguir, máxime mientras haya dudas sobre la periferia y sobre el estado de la cuentas de nuestras cajas.
Además, la noticia plantea dudas sobre si Espirito Santo puede usar los fondos para comprar deuda lusa con una alta rentabilidad y por tanto riesgo. Parece obvio lo mal que resolvemos la situación del sistema financiero en España... y el resto de Europa.