Acusado de una agresión sexual, el director del FMI tiene su carrera en la picota. Con las encuestas de su parte, se esperaba que Strauss-Khan abandonase el Fondo para aspirar a la presidencia francesa por el partido socialista. Así que Sarkozy podría librarse de otro correoso rival, al igual que sucedió con Villepin y el affaire Clearstream.
Hasta ahora, los comentarios sobre su libido y estilo de vida no traspasaban el ámbito privado, pero una demanda judicial podría dejarlo muy tocado. Además, el caso dará argumentos a los que dicen que la crisis no ha sido sólo el resultado de unos problemas de supervisión, sino también de la quiebra moral de la elite política y empresarial. Y, sobre todo, deja al Fondo en una situación apurada.
Su segundo, el estadounidense John Lipsky, estaba listo para marcharse, por lo que la institución queda descabezada justo cuando ha de negociar los rescates. Khan tenía que reunirse ayer con Merkel y participar hoy en las discusiones de Bruselas. Tal vacío puede dar alas a los países emergentes, que cada vez dan más dinero al Fondo, y EEUU para que cuestionen con fuerza las cantidades que prestará el FMI a los Estados de la UE.
Aprovecharán para exigir que un europeo no puede liderar los salvamentos. Al mismo tiempo, el ambiente se calienta en Bruselas. Merkel presionará hoy a Atenas para que ponga activos como garantías e incluso puede plantear que se alarguen los vencimientos. Pero no da tiempo. Hay que reestructurar, y cuanto antes, mejor.
Tendrán que discutir cómo se hace para evitar otro Lehman en la banca... Y el FMI debería tener una voz en el proceso para asegurar que se hace bien.