Volvió el café para todos. Después de que Zapatero hubiese permitido a Mas endeudarse para aplacar su agujero a cambio del apoyo al Gobierno, enseguida saltó la rebelión.
Muchas CCAA, incluidas algunas del PSOE y encabezadas por un Gallardón que había recibido ya la negativa a su refinanciación, reaccionaron contra el agravio.
Tal situación es el resultado de negociaciones unilaterales en busca de respaldos parlamentarios. Las autonomías deberían negociar juntas. De lo contrario, se concede a una más; el resto quiere lo mismo y, finalmente, se da lo que no hay: esta vez, más deuda de la que terminan siendo dependientes. Los mercados serán severos.
Y tiene visos de agravarse tras los comicios de mayo, a medida que los relevos en el poder destapen la magnitud de los compromisos heredados.