Opinión

Curas para la resaca china

Cuentan que el chef del Titanic sobrevivió a las aguas gélidas diluyendo su sangre en alcohol mientras la orquesta seguía tocando. La reacción china a la crisis financiera internacional ha seguido una estrategia parecida.

En otoño de 2008, mientras la caída de Lehman reducía el acceso de China a las financiación, el capital abandonaba la economía y se hundía la demanda final de artículos chinos en las economías avanzadas... los políticos descorcharon la botella.

El Banco Popular de China (PBoC, por sus siglas en inglés) dio por inaugurada la fiesta, recortando los tipos de interés en 216 puntos desde agosto de 2008 hasta finales de año. Impaciente por unirse a la fiesta, en noviembre de 2008 el politburó ordenó al Gobierno un estímulo fiscal de 4 billones de renminbi. Y en la conferencia sobre economía de diciembre de 2008, contribuyeron al jolgorio imponiendo un mínimo para los nuevos préstamos, en vez de los límites habituales al préstamo bancario.

Algunos gobiernos locales sobreestimaron su tolerancia y sus préstamos se dispararon un 70 por ciento, hasta los 7,4 billones de renminbi en 2009. Si unos cuantos copazos salvaron al capitán del Titanic, la economía china ha sobrevivido a la crisis financiera internacional gracias a un resople de liquidez. La resaca económica actual -crecimiento lento, inflación alta, mercados de activos burbujeantes, un sector bancario debilitado y uno industrial inflado- podría ser un módico precio.

Con la producción usando el máximo de sus recursos y unas condiciones monetarias apenas más restrictivas, los consumidores empiezan a sentir el malestar del día después. En la segunda mitad de 2010, mientras el PBoC anunciaba el cierre de la barra, la Fed decidía comprar una ronda más de liquidez para la economía de EEUU y, al hacerlo, abría las compuertas de los flujos de dinero caliente hacia China.

Y dado el aumento rápido de los precios de consumo, los políticos chinos han empezado a buscar remedios. La subida del requisito de reserva para los bancos ha sido la píldora más fácil de tragar y, por eso, en el cuarto trimestre el PBoC se ha tomado tres dosis en cinco semanas, junto con dos subidas del tipo de interés. Pero la apreciación de la moneda resulta bastante más dura de digerir, y por ello el politburó ha recurrido a ella con moderación.

También ha probado otros remedios, desde los controles de precios hasta unas restricciones más firmes de las cuentas de capital, en pequeñas dosis. Algunos políticos piden otra copita para que se pase la resaca y se rumorea que el techo de préstamos para el sector bancario ha aumentado a un ritmo constante desde 5 billones de renminbi hace varios meses hasta un mínimo de 7 billones hoy.

Esperamos que China recurra a varias medidas en 2011 con un efecto limitado en la relajación de los precios del consumo. Tres subidas del tipo de interés tras el aumento del 25 de diciembre dejarán en negativo los tipos reales de depósito durante la mayor parte de 2011, lo que exigirá más medidas macro-prudenciales para evitar otro incremento de los precios de la vivienda. La ralentización modesta del crecimiento que prevemos es un efecto secundario posible.

Algunas subidas del interés en 2011 probablemente sean asimétricas para aumentar el papel de las señales de precios en las decisiones de créditos. Será un proceso gradual, eso sí, dado que las prisas por eliminar el margen subvencionado de interés neto del sector público bancario plantearía riesgos de insolvencia.

El PBoC dejará que el renminbi se aprecie modestamente, creando la necesidad de subidas adicionales de los requisitos de reservas bancarias y una vigilancia más estricta de los controles de capital para abordar el aumento de los flujos de dinero caliente. Cuando los requisitos de reservas lleguen a su límite, el PBoC tendrá que volver a las operaciones de mercado abierto, que exigirán mayores rendimientos de los bonos que emita.

Eso, a su vez, limitará la apreciación del renminbi, pues elevará los costes de financiación para los esfuerzos esterilizadores del PBoC. El renminbi también verá una mayor internacionalización, aunque no la suficiente para que las cuotas de préstamo pierdan su fuerza.

Por último, el Gobierno no dará grandes impulsos fiscales en 2011, pero tampoco consolidará mucho su hoja de balance por miedo a desviarse de su objetivo a largo plazo de reequilibrar la economía hacia el consumo doméstico. Aunque los políticos chinos van a pasarse casi todo 2011 limpiando los destrozos de la fiesta, estarán sentando de paso las bases para unas reformas financieras que conllevarán un mayor uso de los controles de precio en las decisiones de préstamo, una mayor internacionalización del renminbi y, en último término, la apertura de la cuenta de capital.

Nouriel Roubini es presidente de RGE y profesor de la Escuela Stern, Universidad de Nueva York

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