Opinión

Editorial: 'Casus belli' en la banca española

Las cajas y bancos españoles afrontan vencimientos de deuda de casi 200.000 millones en los próximos dos años, algo que se hace aún más cuesta arriba ante la presión actual sobre la periferia europea.

Tras la crisis irlandesa, a las dificultades habituales para captar liquidez se añade el estigma que para los mercados supone pertenecer a los PIGS en general y a España en particular.

De hecho, en el periodo de coletazos de la crisis griega no se produjeron emisiones. Los mercados se cierran y la barra libre del BCE tiene los días contados.

Desvanecida ya la serenidad que este verano brindaron los test de estrés, nuestras entidades se enfrentan a un difícil encaje de bolillos para afrontar sus compromisos y mantener su discurrir cotidiano.

De este modo, parece que a la reestructuración de cajas le seguirán ulteriores ajustes dolorosos en nuestro sector financiero.

Pero la principal y más lógica repercusión es que esa lucha por el pasivo de nuestras entidades se recrudezca. Si no pueden captar la liquidez con nuevas emisiones y tienen problemas para aligerar sus compromisos, tendrán su casus belli para batirse por el cliente con uñas y dientes, con la desventaja que supondrá para las cajas que han recibido dinero del Frob, que las desarma para esta batalla.

La consecuencia es que los bancos y cajas seguirán sin prestar. El flujo del crédito seguirá sin engrasar el tejido productivo y, por tanto, retrasando la recuperación. En este concreto punto, la culpa no es de la gestión de las entidades, ni del supervisor.

Sí, quizá, de un Gobierno que no hizo los deberes en su día y dejó a España y sus desequilibrios en el saco de los PIGS a ojos de los mercados.

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