El Congreso aprobó ayer la norma que permitirá a los autónomos contar con hasta 12 meses de prestación por paro en caso de cesar su actividad. Se trata de una reivindicación histórica del colectivo de trabajadores por cuenta propia que por fin ve la luz.
El problema es que nace contracorriente, en un momento inoportuno para las cuentas del Estado. Cuando ha de abrazarse la bandera de la austeridad, y el Ejecutivo está apremiado por reducir el déficit y urgido por la necesidad de acrecentar sus maltrechos ingresos, resulta un desacierto cargar nuevos subsidios a las arcas públicas. Suena ilógico haber esperado tanto para aprobar la medida justo en el momento económico más delicado. El Gobierno debe llenar la hucha de las cuentas públicas antes de lanzarse a comprometer nuevos gastos.
