Un continuo despropósito de frases cuya realidad es justo lo contrario de lo afirmado -y, en el mejor de los casos, el retorcimiento de los hechos o su ocultación a medias- es lo que ha dado de sí el Debate sobre el Estado de la Nación por parte del presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Enfrente, los contribuyentes que no cesan de pagar dispendios y gastos públicos generados por aparatos y sistemas políticos poco transparentes, escasa y muy ineficientemente controlados y que anteponen o priman la minimización de daños para sus intereses y los de los suyos frente a los del conjunto de ciudadanos.
Porque incluso en temas como la desigualdad económica y social que el nuevo Estatut introduce y que el presidente de Gobierno adjudicó y espetó con agravio al PP, torció el análisis obviando que fueron las propias posiciones nacionalistas quienes utilizaron dicha desigualdad como argumento de fuerza para justificar el establecimiento del nuevo marco jurídico y de relaciones administrativas en el Estado.
Nunca, desde 2004, le han importado al presidente los graves costes erigidos en todos los órdenes por el deterioro de nuestra calidad institucional, que su visión e ideología ha ido produciendo. Sólo así se entiende su posición en el Debate a este respecto.
En otros aspectos económicos, el presidente de Gobierno sigue sin admitir que una buena parte de nuestra situación actual ha sido provocada por él y sus erróneas políticas económicas (incluidas elevaciones de costes en energía, distribución, servicios o segmentación de mercados); de gasto, impuestos y endeudamiento (sin determinadas medidas nuestro déficit podría ser ahora del 7% y nuestra credibilidad exterior otra); así como por su pusilanimidad a la hora de aplicar las reformas que la economía requiere (mercado laboral o cajas) y que también se extenderá a las pensiones, que en lugar de atacar el auténtico problema (su estructura de reparto en lugar de capitalización), se orientará a reducir prestaciones o derechos de ciudadanos y contribuyentes.
Fernando Méndez Ibisate, profesor de Economía de la UCM.