La reforma del régimen jurídico de las cajas de ahorros va en la buena dirección no sólo por permitir la emisión de acciones por parte de estas instituciones, sino por limitar la presencia de las instituciones públicas y políticos en activo en sus órganos de gobierno, exigiendo mayor profesionalidad bancaria a sus integrantes. Pero ir en la buena dirección no significa llegar a la meta, y a mi juicio constituye una reforma que si bien es en su conjunto es muy positiva para las cajas, contribuirá igualmente a perpetuar la politización de estas instituciones en unos niveles muy similires a los actuales, aunque aparentemente las buenas intenciones de esta nueva legislación intenten evitarlo.
Los principales partidos no se han atrevido, o no han querido, realizar una verdadera privatización del sector. Nadie puede negar que las instituciones financieras tienen su influencia política, siempre conducida con discreción por los banqueros inteligentes que jamás polemizan con el Gobierno de turno, y tampoco vamos a descubrir ahora que de igual forma los gobiernos ejercen su influencia sobre las entidades para favorecer ciertos objetivos. Eso forma parte de las reglas de juego, pues igual que en la banca ocurre en otros muchos sectores. A nadie se le ocurriría hacer partícipes por ley en las decisiones de las empresas de obras públicas, por ejemplo, a las comunidades autónomas, y sin embargo, van a seguir gozando de una influencia muy similar en la composición de los órganos rectores de las cajas, que van a ejercer de verdaderos bancos.
Van a emitir acciones que además colocarán en buena parte entre sus clientes sin gran dificultad, mientras que las emisiones de renta fija les exigirían unos ratings que, de momento, muchas no tienen. Una vez recapitalizadas, podrán emitir renta fija más fácilmente, así que la jugada para que algunas de estas entidades recuperen altos niveles de solvencia y su equilibrio financiero pasa por el capital privado. Otras lo aprovecharán para internacionalizarse y, en general, mejorará el funcionamiento del sector. Pero esto no evita que a reunión de pastores, oveja muerta: se han reunido los dos principales partidos y se han vuelto a comer las cajas, que además estarán más gordas gracias al dinero de sus futuros accionistas.
Juan Fernando Robles, director del Instituto Superior de Técnicas y Prácticas Bancarias.