La falta de credibilidad de la economía y del Gobierno penaliza a nuestras empresas internacionales, que no encuentran la financiación necesaria para invertir fuera como han venido haciendo en los últimos veinte años.
La inversión de las compañías españolas en el extranjero ha pasado de 9.700 millones entre enero y abril de 2009 a una cifra negativa de 8.000 millones, debido a las desinversiones y la repatriación de fondos. Se trata del mismo peaje, en forma de mayor coste financiero, que tiene que pagar el Gobierno por su deuda.
Pero no todo se queda en la política del Ejecutivo de oídos sordos a la crisis y unas medidas erráticas para salir de ella: el endeudamiento de nuestro sector corporativo fue uno de los mayores en la bonanza, y ahora le toca vivir las refinanciaciones en un entorno complicado.