Opinión

Editorial: Hungría, otra grieta en la UE

No es la primera vez que oímos decir que Hungría mintió sobre su contabilidad nacional. Ya en 2006, en una grabación, se escuchaba al entonces primer ministro húngaro Ferenc Gyurcsany decir sobre la economía: "Mentimos mañana, tarde y noche".

Budapest logró sortear los comienzos de la crisis gracias a la austeridad y un paquete de ayuda del FMI y la UE valorado en 20.000 millones. Ahora, los socialistas acaban de abandonar el Gobierno por culpa de su gestión, y el nuevo Ejecutivo se descuelga con dos declaraciones seguidas de sus miembros afirmando que recogen un país al borde de la quiebra, y que se ha estado mintiendo sobre las cuentas. Otro escalofrío recorre las espaldas de los inversores.

La imagen de Grecia toma forma de nuevo. No obstante, la situación húngara dista de la helena: el tamaño de su deuda es del 78 por ciento del PIB, bastante menor que la de Atenas. Y lo que ha de refinanciar a corto plazo no es tanto. Se plantea con qué intención se han hecho estas declaraciones, si para pedir más ayudas o para preparar a sus ciudadanos ante la escala de futuros recortes. ¿Vuelven los problemas a algunos países del Este en donde los ciudadanos contrajeron deudas en monedas extrajeras? Esto añade incertidumbre sobre el estado de la banca europea y vuelve a cuestionar la estructura de la UE.

¿Hay que volver a pasar la gorra de las ayudas? Ahora es importante que el papel de Eurostat como nuevo policía de la virtud fiscal sea real. Y las negociaciones sobre la vigilancia entre Estados de los presupuestos nacionales debe plasmarse en un acuerdo efectivo y no sólo advertencias. Es el momento de cerrar las grietas abiertas en la UE.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky