Opinión

Editorial: El cuento chino de la austeridad

Justo cuando el Gobierno español vende la necesidad de un doloroso recorte de gasto público cuya envergadura pudo soslayar de haberlo acometido antes, tira de chequera para vender más typical spanish en la Expo de Shanghai. Con 74 millones de euros, España se coloca entre las cinco economías más despilfarradoras en la muestra, dejando bien atrás a Alemania y Estados Unidos, que han afrontado el certamen con un espíritu más parco y prudente. Sobre todo EEUU, que apuesta por sufragar estas iniciativas con capital privado: un modelo para tener en cuenta.

España acude a Shanghai en medio de su coyuntura más desfavorable, pero con unos cálculos hechos en la bonanza. A los 56,2 millones que destina el Estado al evento hay que sumar 18 más de las arcas municipales y autonómicas, que vuelven a hacer gala de su fiebre de gasto. A los desembolsos que supone asentar la infraestructura española en la feria, hay que añadir espectáculos, con artistas y personal al efecto, las semanas monográficas de cada autonomía, con actividades regionales ad hoc... en definitiva, una desmesurada partida para pasajes, estancias y manutención que jalonará el semestre chino de un continuo goteo derrochador.

¿Es esto gasto productivo? Lo cierto es que esta prodigalidad no tiene visos de traducirse en unos beneficios o una rentabilidad acordes a su magnitud. Ello hace aún más imperdonable que el Gobierno acometa con tal ligereza este dispendio y mientras intente concienciar de la necesidad de que todos aportemos algo al recorte del déficit. La distancia entre sus palabras y sus hechos hace que el mensaje oficial de austeridad suene a cuento chino.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky