Opinión

Matthew Lynn: El mercado cambiario es ahora el lugar para hacer fortuna

En toda década hay un sector dominante en los mercados financieros. Hay un rincón del universo financiero en el que pasan tantas cosas nuevas y que tiene tal importancia para el resto del mundo, que a una persona joven y ambiciosa le resulta mucho más fácil destacarse ahí que en cualquier otro lado.

En la década de 1980 fueron las fusiones y adquisiciones. En los años 90 lo fueron el capitalista de riesgo que respaldaba las empresas de tecnología y los banqueros que organizaron las ofertas públicas iniciales de las empresas punto.com en el mercado bursátil. En la década de 2000 fueron los fondos de cobertura, así como los operadores de derivados que les proporcionaban productos. Pero en la de 2010 van a ser las transacciones cambiarias.

Apuesta firme por las operaciones cambiarias

Ya hay muchos indicios de que los mercados cambiarios están más caldeados que un día de sol en Venus. Deutsche Bank AG informó el mes pasado que su plataforma de transacciones cambiarias para los inversores minoristas había tenido un 40% de aumento de la cantidad de clientes en 2009.

Es evidente que los inversores comunes consideran que las operaciones cambiarias son un sector del mercado en el que quieren estar. En Londres, que es el centro mundial de las transacciones cambiarias, también es notorio que hay un fuerte crecimiento.

Según un estudio del Banco de Inglaterra, los volúmenes diarios de operaciones llegaron a 1.430 millones de dólares en octubre, un aumento del 13% en comparación con abril del año pasado. En EEUU, el volumen de transacciones cambiarias creció un 28% y alcanzó los 675.000 millones de dólares por día en los seis meses que terminaron en octubre, según un estudio vinculado a la Reserva Federal.

Las cifras son impresionantes. El volumen de operaciones de Londres no volvió aún al nivel anterior a la crisis del crédito, pero se está acercando.

Tres razones claves

Hay varias buenas razones para pensar que las operaciones cambiarias van a ser esta década el centro de atención de los mercados financieros. En primer lugar, la crisis de deuda soberana. Los gobiernos se endeudaron mucho para combatir la crisis financiera. Eso no solucionó el problema. No hizo más que desplazarlo de un lugar a otro.

Ahora hay dudas respecto de si los países podrán cumplir con sus obligaciones. La única forma en que los mercados pueden disciplinar a los gobiernos, o emitir un veredicto sobre su desempeño, es a través de los mercados cambiarios. Como sea que la crisis termine por solucionarse, son los mercados cambiarios los que estarán al volante.

En segundo término, el dólar se encuentra en una declinación a largo plazo. Independientemente de cuánto se recupere EEUU, el ascenso de nuevas economías como China, Brasil e India significa que Estados Unidos no va a volver a ser la fuerza dominante mundial.

¿El resultado?. La jerarquía especial del dólar está llegando a su fin. Eso puede ser bueno después de una intensa volatilidad mientras el mundo se adapta. Una vez más serán los operadores cambiarios quienes tendrán el control de esa transición.

En tercer lugar, el advenimiento de nuevas monedas de reserva. Dado que el dólar baja, el mundo va a necesitar una forma confiable de acumular valor.

Los candidatos son muchos: podría ser el oro, una cesta de monedas auspiciada por el Fondo Monetario Internacional o una nueva moneda mundial. Podría ser algo en lo que nadie ha pensado aún. En última instancia, serán los operadores cambiarios los que decidan qué funciona y qué no.

Innovación y volatilidad

Se puede incorporar a la mezcla algún acontecimiento poco probable pero impactante. Tal vez Alemania se harte de rescatar a Grecia y a Portugal y abandone el euro. Tal vez los chinos decidan hacer del yuan la moneda mundial dominante. Ninguna perspectiva es especialmente probable, pero todas generarían ondas de choque en los mercados durante años.

Por lo general, existen dos condiciones para que un sector de los mercados financieros sea el dominante: tiene que haber mucha innovación, y mucha volatilidad.

En este momento, las transacciones cambiarias cumplen con ambas cosas. Por eso, si alguien trabaja en los mercados, lo mejor que puede hacer es idear formas inteligentes de permutar euros por yenes y dólares por libras. Va a ser la forma más rápida de hacer fortuna .

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