En el método peripatético, los alumnos dan muchas vueltas hasta que aprenden el concepto. En el país donde surgió este sistema, las autoridades helenas han decidido dar una vuelta más para seguir sin aprender nada. No sólo han incumplido con los compromisos de austeridad que implica la adscripción al euro, sino que ahora también se dedican al chantaje. Como han visto que el resto de estados europeos podría sufrir las consecuencias de una hipotética quiebra griega tanto en su deuda como en sus bancos, se creen que obtendrán seguro las ayudas... y se han envalentonado. Sólo aplicarán un ajuste si, primero, la UE pone el dinero por delante. Menuda forma de inspirar confianza. Semejante actitud resulta inaceptable y avala la tesis de que hay que dejar caer a Grecia. De lo contrario fomentamos la indisciplina. ¿Quién va a obligar si no a Zapatero a que se tome en serio las reformas y los recortes cuando se asiste tan alegremente a Grecia? Quizás sea el momento de que la UE cambie de discurso ante la insolencia griega. Hay que dejar entrar al FMI o incluso crear un órgano europeo similar para aplicar la mano dura, condicionando el apoyo a un programa de ajuste del tipo que el FMI viene practicando. Se debe dejar claro que nunca se dijo que se apoyaría incondicionalmente a otro miembro del euro. Así lo establece Maastricht. Grecia puede iniciar una reestructuración de su deuda en la que los tenedores de bonos sufran pérdidas parciales por arriesgarse. Así aprenderá qué significa estar en manos del mercado... y los que le siguen en el despilfarro tendrán un ejemplo: las primas de riesgo son la mejor forma de meter en vereda a una economía.