Opinión

Editorial: Sin excusas para la reforma

Hay un país en el que un aumento del paro en 124.890 personas en enero representa una desaceleración de la mala tendencia. Sí, hay quien en España ayer consiguió darle una lectura cuasipositiva a este dato afirmando que, un año atrás, la cifra de desempleados en el mismo mes fue de 198.838 personas. Ahora, el crecimiento del paro es sólo del 21,66 por ciento anual, cuando el año pasado se incrementaba a un ritmo del 47,12 por ciento. Algunos en el Gobierno afirman que estamos mejorando... ¿o será que es difícil expulsar a más gente del mercado laboral?

También es difícil de justificar que un Ejecutivo con cuatro millones de parados no aplique una reforma laboral. Se nota en cuanto se oye al titular de Trabajo decir, por enésima vez, que estos ya son los últimos datos negativos y que, claro, el término de la campaña de Navidad ha influido. ¿Acaso no han venido a continuación las rebajas?

A lo que fuentes ministeriales contestan que se ha dado un periodo de mal clima. Este bucle debe detenerse. Hasta el Gobierno es consciente del desgaste que esto produce en el electorado y prepara una reforma laboral que presentará el viernes.

Ahora que Zapatero ha encontrado el impulso reformista, nos permitimos contribuir al debate que se debe estar produciendo en el seno del Ejecutivo respecto a qué medidas tomar.

Es importante que se ataje un mercado dual con unos indefinidos blindados y unos temporales en situación precaria. Con el contrato único, se acabaría esta situación y se podría aprovechar una recuperación cuando se dé. Si no se aprueba, sólo tendremos una reforma de baja intensidad que no resolverá los problemas.

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