El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebaja la proyección de crecimiento global un 0,8% frente a su estimación del pasado enero, y la deja en el 3,6% para este año.
El shock de oferta que presiona al alza los precios provocado por la guerra entre Ucrania y Rusia es la causa que lleva al organismo internacional a efectuar este importante recorte. Con todo, el impacto de la contienda bélica no afecta a todos los territorios por igual. Como es obvio, los países enfrentados son los que sufren un mayor golpe en sus economías. Pero tras ellos, la eurozona se erige como la región que padece el mayor tijeretazo dentro de los países avanzadas. En concreto, el Fondo recorta 1,1 puntos sus previsiones para el conjunto de la UE y sitúa la mejora del PIB en solo el 2,8%. Dentro de sus integrantes, España no escapa a estas rebajas al dejar el FMI el crecimiento de la economía nacional en el 4,8% para 2022, un punto menos respecto a enero. No obstante, el mayor recorte es para Alemania, que crecerá un 2,1%, 1,7 puntos menos de lo esperado cuando echó a andar 2022. Este mayor castigo a las economías europeas frente a las de otras potencias como EEUU o China, con caídas de solo el 0,3% y 0,4% frente a las anteriores proyecciones, deja patente la elevada vulnerabilidad de la eurozona ante la guerra. Una debilidad que es fruto de la equivocada política energética emprendida por Bruselas, que ha dejado al continente sin respuestas por su elevada dependencia al gas ruso. Como el FMI atestigua, este grave error ya ralentiza la recuperación económica tras el Covid. Una desaceleración que puede ir a más si, como todo indica, la contienda se alarga en el tiempo y, con ella, su fuerte impacto en la inflación.