En los últimos meses venimos experimentando un sinfín de eventos en el ecosistema blockchain y los criptoactivos cuyas apabullantes cifras de adopción dejan sorprendido a más de un inversor. El término que se ha apoderado de los titulares más mediáticos es el "NFT".
Los NFT son tokens no fungibles, indivisibles, transferibles y, generalmente, escasos. A diferencia de las criptomonedas, los NFT permiten a los usuarios poder acreditar la propiedad de un artículo digital. En el mundo del arte, los NFT se han convertido en una herramienta básica ya que permiten a los artistas expresar sus creaciones en un mundo virtual, desarrollando así una economía digital no solo en el mundo del arte, sino también del entretenimiento, la moda, el ocio e incluso el sector inmobiliario y financiero. Los NFT han popularizado la llamada "tokenización de activos" y están siendo uno de los elementos indispensables en el desarrollo de los metaversos.
Los NFT y los contratos inteligentes con tecnología blockchain permiten llevar a cabo infinidad de operaciones que todavía están lejos de ser reguladas por las administraciones fiscales.
Por poner un ejemplo reciente de sus funcionalidades, una de las colecciones de NFT más valiosas del mundo, los BAYC o Bored Ape Yacht Club, ha sido protagonista en los medios al dar a conocer que su startup fundadora, Yuga Labs LLC, lanzaba su propia criptomoneda en forma de token. Una parte del total en circulación se ha entregado de manera gratuita a cada uno de los propietarios de los NFT de BAYC que pueden intercambiar por dinero fiduciario tradicional. Además, dicho token será la moneda de uso en el metaverso que Yuga Labs está desarrollando y en el que se podrán comercializar distintos activos, entre ellos terrenos virtuales para desarrollar todo tipo de eventos de entretenimiento y espectáculos. Varios de los terrenos se entregarán igualmente de manera gratuita a los propietarios de los BAYC. El valor actual de un solo NFT de BAYC oscila entre 300.000 y varios millones de dólares.
Volviendo al mundo terrenal, a principios del mes de marzo se presentó al Ministerio de Hacienda el llamado Libro Blanco de la reforma tributaria en el que, sin entrar en excesivo detalle, se propone regular la tributación de las criptomonedas y otra clase de criptoactivos. No obstante, en ningún momento se habla de los NFT, ni mucho menos de las implicaciones fiscales y las transacciones en los metaversos.
Iniciativas como las de la Administración fiscal británica o australiana, en las que han elaborado una guía informativa sobre la fiscalidad de este tipo de activos, podrían incentivar a que nuestros organismos homólogos españoles propongan una solución parecida. En el seno de la UE se está trabajando en la llamada regulación MiCA o Markets in Cryptoassets para asentar las bases de este sector, si bien todavía hay discusiones técnicas sobre si los NFT quedarán cubiertos por esta regulación. Las instituciones van a marchas forzadas para definir un marco normativo en un sector que crece a velocidades de vértigo. Sin embargo, la realidad nos demuestra que esto ha dejado de ser una carrera de fondo para ser un sprint sin pausas, y el Estado que no siga el ritmo perderá la oportunidad de liderar este nuevo entorno.