
Podemos vuelve a desmarcarse del Gobierno e insiste en aplicar ya una subida de impuestos de 30.000 millones centrada en las empresas y los que ellos consideran "ricos".
Apenas 24 horas después de que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, confirmara que la guerra de Ucrania les obliga a aparcar la reforma fiscal, la posición de sus socios les sitúa una vez más en las antípodas de la realidad. Ante el adecuado giro centrista del PSOE, los morados siguen más pendientes de sus luchas internas de poder que de la situación de los ciudadanos a los que dicen defender. Solo así se explica que lancen un castigo fiscal basado en prejuicios anacrónicos para perseguir las inversiones y las empresas, cuyo efecto será frenar la creación de empleo y de riqueza en España.