
Ayer fue el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, por eso quiero hacer llegar unas consideraciones sobre todo a chicas adolescentes que están pensando en su futuro profesional.
Crecí en una sociedad en que "las mujeres calladitas estaban más guapas", una expresión que nos hizo sentir inferiores, pero algunas nos rebelamos y pudimos conseguir nuestros hitos personales y profesionales, aunque con muchos obstáculos. En mi caso, cuanta más formación y experiencia adquiría, más herramientas tenía para conseguir lo que ansiaba y así, con dificultades, fui haciéndome un camino que me motivaba y me hacía feliz, aunque a veces no fuera el que había elegido inicialmente. Supongo que esto es cuestión de suerte, más que de género.
A lo largo de los años he podido comprobar el gran avance social ante esta brecha laboral que se ha logrado educando con igualdad y justicia social, haciendo que los propios chicos sean agentes del cambio, aunque sigue habiendo personajes que viven en la Edad Media, y desgraciadamente algunos en posiciones de primera fila. La sociedad comienza a trabajar para que las mujeres ocupen el lugar que les corresponde impulsando el empoderamiento, palabra que me encanta. Los padres y educadores fomentan que todos los niños puedan llegar hasta donde quieran independientemente de su sexo. Ahora tenemos una sociedad en la que las cuotas están presentes para recuperar los años de oscuridad, donde la responsabilidad social está en el ADN de muchas empresas y esto debe ser un camino sin retorno.
Pero ¿qué ocurre con las mujeres cuando hablamos de profesiones STEM? En el caso de la Ingeniería Agronómica, donde yo me muevo, menos de un 25% son mujeres; se trata de un sector muy masculinizado. Por eso, desde los Colegios de Ingenieros Agrónomos trabajamos para conseguir al menos el 50% entre los nuevos titulados. Con ello tratamos de romper con los estereotipos de género vinculados a estos roles profesionales.
En el Colegio de Cataluña constituimos hace tres años la comisión de RSC y ODS, en la que una de las misiones que se marcaron fue apostar por la ODS 5 ( Objetivo de desarrollo sostenible por la igualdad de género) con acciones como promover los planes de igualdad en las empresas del sector, dar visibilidad a las mujeres ingenieras agrónomas en cualquiera de las actividades que realizamos y organizar acciones para empoderar a las chicas en la ciencia mediante jornadas, conferencias, vídeos, etc. Nos preocupa que la carencia de profesionales que estudian ingeniería agronómica (con el máster habilitante) se agrava si las chicas lo descartan de entre sus salidas profesionales, porque perdemos el cincuenta por ciento del talento y más en estos momentos que hay déficit de profesionales.
Hay muchas iniciativas que se están llevando a cabo para empoderar a las jóvenes en profesiones STEM, desde mentorías, charlas en las escuelas e institutos, prácticas y experiencias donde se demuestra que la ciencia y la tecnología no tienen género. Pero todo ello ha de ir acompañado de herramientas que favorezcan la igualdad de oportunidades, de salarios y que permitan compaginar la vida profesional con la personal. Me gusta recordar que los modelos que permiten visibilizar a las mujeres en estas profesiones no tienen por qué ser siempre altas directivas de grandes multinacionales o científicas de reconocido prestigio, sino que es un buen modelo cualquier profesional STEM que haga su trabajo con entusiasmo y de utilidad para la sociedad, porque no hay nada que motive más que ver reflejada la felicidad en una profesional.
La generación Z busca trabajos que permitan compaginar la vida laboral y la personal y son responsables con valores como la sostenibilidad medioambiental, económica y social. La ingeniería agronómica es una profesión que, como me gusta decir, alimenta al mundo, pues trabaja en los diferentes escalones de la cadena agroalimentaria para conseguir alimentos seguros, de calidad y de manera sostenible, con un impacto positivo sobre el territorio. De hecho, somos agrifoodfluencers, pues estamos creando tendencia innovando, introduciendo nuevas herramientas y conocimientos para que a través de la investigación en la genómica, la biología, la tecnología y la digitalización se puedan obtener alimentos necesarios para hacer frente a las exigencias de crecimiento y de nuevas tendencias de consumo, a las exigencias nutricionales, a la obtención de nuevos alimentos y al mismo tiempo, no superar los límites planetarios. Sin duda grandes retos que te hacen sentir un profesional esencial.