Los ingresos de Hacienda aumentan un 14,9%, lo que supone duplicar el crecimiento del PIB. La alta inflación explica la divergencia y también que la recaudación ya supere en un 4,6% el nivel anterior al Covid.
Sin duda, es positivo que los ingresos fiscales se sitúen ya en cifras de 2019, ya que reflejan la normalización de la actividad económica. Pero tal nivel se ha alcanzado a costa de incrementar el gasto estructural y, con él, el déficit público, situado en el 7%, según la Airef, frente al 2,87% de 2019. A partir de ahora existe el riesgo de que la debilidad de la recuperación afecte también a la recaudación, lo que dificultará que los ingresos repitan su comportamiento en este 2022. Más aún si el Gobierno mantiene su actual política económica.
