El Gobierno busca los apoyos para garantizarse una tramitación parlamentaria sin sobresaltos de la reforma laboral.
La opción fácil sería aceptar, a cambio de votos, su tramitación como proyecto de ley para que sus socios y la oposición introdujeran enmiendas. Pero esto abriría la puerta a modificaciones que se desviarían sustancialmente de lo acordado con patronal y sindicatos. La CEOE ha advertido de que si así ocurre se desmarcará del pacto, con la lectura negativa que esto tendría en Bruselas. Muy consciente de este riesgo, el Ejecutivo tiene intención de buscar un acuerdo con formaciones como el PNV. Pero la moneda de cambio que ofrezca no debe suponer la concesión de dádivas que supongan un coste disparatado.