
La propuesta inicial del PSOE para la Comisión del Congreso que audita la calidad democrática es alarmante. Porque solo con ese adjetivo se puede calificar la pretensión de la principal formación del Gobierno de cuestionar la propia existencia de organismos supervisores y reguladores independientes, como AIReF, CNMV o CNMC.
En concreto, el PSOE propone dotar al Ejecutivo de poderes para disolver estas entidades si se ve mermado en sus competencias por la publicación de informes y recomendaciones de estos organismos. En otras palabras, el PSOE propone eliminar a aquellos que no digan lo que interesa al Gobierno. Se trata de un ataque de la formación a la necesaria independencia de las instituciones y a las bases mismas de nuestra democracia.