
El mayor impacto que las crisis tienen en el bolsillo de los ciudadanos españoles respecto a sus homólogos europeos no se ha reducido con la recesión producida por la pandemia.
Así lo muestra el descenso del 10% que sufrió el PIB per cápita español entre 2019 y 2020, al pasar de 37.543 a 33.800 euros (sin tener en cuenta el efecto de la inflación). Este porcentaje supone exactamente el doble de la media de la UE. España tampoco mejora si se la compara con las principales potencias de la Unión, como Alemania, que sufrió un deterioro del 3,5% o Francia, donde la pérdida ascendió al 7%. Salta a la vista que la crisis del Covid produce un efecto difícilmente comparable a turbulencias del pasado reciente, debido al impacto sin precedentes de medidas restrictivas como los confinamientos. El problema es que la renta per cápita de los españolas tampoco salió bien parada frente a la de los europeos de la crisis que se desarrolló entre 2008 y 2013. De hecho, desde entonces la brecha entre el poder adquisitivo entre España y Europa nunca se ha cerrado. Múltiples factores influyen en ello pero es necesario destacar la baja productividad por hora trabajada de la economía nacional, como la causa más probable. Resulta inquietante la caída histórica de esta variable, superior al 9% interanual, durante el segundo trimestre de este año.
La baja productividad provoca un mayor impacto de las crisis en la renta per cápita nacional frente a la europea
Se trata de un comportamiento plenamente anómalo en un contexto de reanimación de la actividad y de levantamiento de restricciones. Si, pese a estos fenómenos, la productividad sigue bajando a tasas tan elevadas se debe a que la economía presenta un importante daño estructural, muy agravado por la crisis. Datos como estos evidencian las dificultades que afronta la recuperación en España.