
De aquí a 2023, el ecosistema empresarial español tendrá a su disposición para su modernización y digitalización más de 16.000 millones de euros, cerca de una cuarta parte de los 71.568 que España recibirá en forma de subsidios y transferencias del Plan Europeo de Recuperación Next Generation, según los cálculos del Ministerio de Industria. De ellos, 4.060 se destinarán a la digitalización de las pymes y 3.780 a la nueva política industrial España 2030 y Estrategia de Economía Circular, dos de las inversiones clave del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia diseñado por el Gobierno para gestionar esos fondos europeos.
En total, la Unión Europea ha aprobado 750.000 millones de euros para reactivar la economía durante el periodo 2021-2027, de los cuales a España le corresponderían 140.000, 72.700 en forma de subsidios y transferencias a fondo perdido y el resto como préstamos. Ya en los Presupuestos Generales de 2021 el Ejecutivo incluyó un adelanto de 26.634 millones. De ellos, más de 24.198 provienen de los Mecanismos de Recuperación y Resiliencia (MRR) y 2.436 del fondo Ayuda a la Recuperación para la Cohesión y los Territorios de Europa React-EU.
Sirva la anterior ensalada de cifras y organismos para mostrar que la gestión de esa cantidad de dinero de forma eficaz será una tarea ardua tanto para las administraciones públicas como para las empresas y sectores que lo reciban. Hay que tener en cuenta que la suma que llegará de Europa en estos tres años será en torno al 80% de las ayudas percibidas en 32 años.
La gestión de ese caudal de recursos europeos es un reto sin precedentes. Su distribución no se podrá realizar aleatoriamente, sino que los proyectos que los reciban deberán cumplir unos objetivos muy marcados y habrá que justificar de forma rigurosa que las dotaciones se han gastado en aquello para lo que se habían solicitado. Desde los diferentes ministerios se están poniendo en marcha varias líneas para que las empresas puedan solicitar estas ayudas. Por una parte, las de préstamo más subvención destinadas a proyectos relacionados con la industria conectada 4.0 y la innovación industrial, y, por otra, los PERTE (Proyecto Estratégico de Recuperación y Transformación Económica), también dotados con subvenciones y préstamos a partes iguales, que se intenta que sean las locomotoras de los distintos sectores.
Estos últimos están enfocados a grupos de empresas de las distintas partes de la cadena de valor de los diferentes sectores. Estos deben ser capaces de plantear proyectos para intensificar su transformación hacia esa industria 4.0 que comentábamos antes. Una transformación en la que la digitalización tendrá, sin ninguna duda, un papel clave, teniendo en cuenta que las ayudas, que cubrirán hasta el 15-25% de los presupuestos, serán mayores cuanto más porcentaje de I+D+i tenga la propuesta.
En el caso de la industria de la construcción naval, podemos decir que desde Soermar ya estamos trabajando en proyectos e iniciativas que se enmarcan en la mitad de las inversiones que el Gobierno ha catalogado como claves para la primera fase de su Plan de Recuperación y Resiliencia. Por ejemplo, estamos abordando proyectos de I+D+i para reducir la huella medioambiental de los buques, nos hemos dotado de un plan estratégico que establece las tecnologías clave que los astilleros que integran la entidad que dirijo van a adoptar para impulsar la economía circular a lo largo de todo el ciclo de vida de los buques, colaboramos con los clústeres del sector y con las pymes de la industria auxiliar para ayudarles a poner en marcha y desarrollar su transformación digital o impulsamos buques con combustibles alternativos producidos con energías renovables.
Se trata de iniciativas que encajan perfectamente con la 'filosofía' y objetivos que persigue la Comisión Europea y con los planes del Gobierno de España para los miles de millones de euros destinados a la recuperación económica a través de la modernización del tejido productivo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los fondos no son infinitos y que, probablemente, no todos los proyectos que opten a ellos recibirán las ayudas.
Por supuesto que se pueden presentar proyectos individuales, pero tenemos que ser conscientes de que serán los proyectos en cooperación, los que afecten a toda la cadena de producción de los diferentes sectores industriales, los que más contribuirán a la transformación y desarrollo de la economía. En el caso del sector naval, será muy importante la participación en ellos no solo de los astilleros, sino de toda la industria auxiliar de los mismos. Como bien sabemos, la unión hace la fuerza, y contar con el asesoramiento de entidades con experiencia en innovación y en digitalización, que están al tanto de todas las novedades normativas y habituadas a relacionarse con la Administración Pública, permitirá optar con más posibilidades a las ayudas europeas y aprovechar de forma más eficaz esos fondos. Son muchas las empresas que, por su tamaño, no tienen tiempo ni capacidad para hacerlo en solitario.