
El 41% de los ataques protagonizados por piratas informáticos en nuestro país tiene como objetivos los hospitales de la red sanitaria española. En otras palabras, se produce una media de 250 acciones de este tipo diariamente, lo que implica un aumento de más del 100% desde marzo de 2020, coincidiendo con el inicio de la pandemia.
Sería irresponsable asumir una actitud alarmista ante estas cifras. Resulta obvio que un ciberataque a un hospital no tiene los mismos efectos que los asaltos de este tipo sufridos por los Servicios Públicos de Empleo (Sepe) o por las oficinas de atención al ciudadano de la Seguridad Social. En estos últimos casos ha quedado más que demostrado que, cuando sus sistemas informáticos quedan infectados, la actividad se paraliza prácticamente por completo durante semanas o incluso meses. En el caso de los hospitales, es evidente que ningún enfermo dejará de ser atendido porque se ha producido una incidencia así en los ordenadores. Sin embargo, constituiría también un error minusvalorar la vulnerabilidad tecnológica que caracteriza a centros sanitarios de tanta importancia. El único objetivo de los piratas que atacan hospitales es llevar a cabo un robo masivo de datos confidenciales de miles pacientes. Se trata de información de extrema sensibilidad que, en las manos equivocadas, puede suponer un enorme perjuicio personal, familiar o incluso laboral para los afectados.
Los hospitales son uno de los objetivos predilectos de los ciberataques que buscan el robo de datos personales
Los accesos a ese tipo de datos, además, se multiplicarán cuando, gracias a la super-banda ancha móvil (el 5G), los hospitales estén conectados de forma más estrecha a internet. Urge, por tanto, la búsqueda de soluciones para que los hospitales dejen de ser el blanco fácil de los ciberdelincentes.