
Las telecomunicaciones suelen situarse entre los ganadores de la crisis por el modo en que la epidemia multiplicó la demanda de sus servicios.
Pero ésta es una actividad atípica en la que los aumentos de tráfico no se traducen en alzas proporcionales de ingresos, ya que las tarifas planas permiten consumir más pagando lo mismo. Si a ello se suma el derrumbe de segmentos de su negocio, especialmente las llamadas en itinerancia, resulta lógico que el sector, con la excepción de los gigantes de EEUU, presente expectativas modestas respecto al avance de su rentabilidad en el próximo trienio. En este escenario, y ante las cuantiosas inversiones que el 5G les exigirá, todo apunta a que habrá más procesos de fusión y consolidación en Asia y Europa.