
El sector financiero español heredó de la anterior crisis el problema de la contracción del negocio crediticio en términos netos. En otras palabras, la concesión de nuevos créditos era incapaz de compensar las amortizaciones de préstamos ya concedidos.
Es cierto que en los últimos cinco años, hay casos que desmienten esa situación con incrementos de su cartera del 50%, como es el caso de Bankinter y Abanca. Con todo, ambas entidades emprendieron una campaña de absorción de otras marcas que la mayoría de sus rivales no pudieron replicar. Es más, algunos de ellos acumulan caídas de su cartera de hasta el 25%. La normalización de este mercado pese al boom que creó la pandemia, aún está a la espera de un aumento real de la demanda solvente de crédito.