
La gran banca española sorprende con unos resultados en un año tan difícil como 2020 mejores de lo previsto, pese a las inevitables pérdidas ligadas al Covid y el lastre de las altas provisiones.
Es más, en un ámbito tan importante como el hipotecario, el crecimiento del 1% en su cartera de préstamo es idéntico al registrado en 2019. Sin embargo, el pasado ejercicio tuvo otra cara para los bancos, en forma de un recorte de 11.000 empleos y del 6% de sus sucursales. Resultaría ingenuo pensar que ese proceso culminó. Las fusiones de Caixabank y Bankia, por un lado, y de Unicaja y Liberbank por otro, exigen más cierres. Pero, más importante es el hecho de que el conjunto del sector está abocado a hacer frente, un año más, al problema de elevar su baja rentabilidad. Por tanto, los ajustes serán aún ineludibles pese a los esfuerzos de los pasados años.