
El atractivo del sector de las renovables en España llega a tal punto que ya se acumulan proyectos de inversión por valor de 30.000 millones en nuestro territorio. Resulta lógico que se vea en la futura llegada de las ayudas europeas una oportunidad de oro para seguir impulsando uno de los pocos sectores que muestra músculo ante la crisis.
Ahora bien conviene escuchar los avisos de las propias patronales energéticas, para evitar crear un nuevo sistema de primas improductivas. Las subvenciones a tecnologías de rentabilidad ya demostrada son inútiles y pueden generar una nociva burbuja en el sector. Por ello, el destino de las ayudas debe situarse en tecnologías experimentales que aún necesitan una alta inversión en I+D.