
La purga que se temen en la Administración catalana
La primera semana de septiembre el presidente de la Generalitat Quim Torra llevó a cabo una purga en el Govern. Así, Miquel Buch, Àngels Chacón y Mariàngela Vilallonga se enteraron por la prensa de que dejaban de ser consejeros de Interior, Empresa y Cultura. Puestos que ya han sido ocupados por Ramon Tremosa, Miquel Samper y Àngels Ponsa, respectivamente. Es ya vox pópuli que la causa de las destituciones están en la alienación de los exconsejeros con el independentismo moderado, que aún defiende el PDeCAT, una ideología que no casa con el conocido como "sector belga", liderado por Carles Puigdemont y Torra y ganador de la guerra por el control de Junts per Catalunya. Pues bien, se comenta que los que ahora temen que ocurre otra purga son los funcionarios de las tres consejerías en las que se han dado los cambios. Así lo afirman al menos los propios protagonistas en diversos grupos de mensajería que comparten. En las conversaciones se llega a decir que "los altos cargos tendrán que jurar confianza al sector belga si no quieren que les manden a casa". Además, los empleados públicos también utilizan ese canal para intercambiar críticas. Por ejemplo, muchos comentan "que el control del dinero de las subvenciones, y no la mejora de la vida de los catalanes, es lo que ha provocado la guerra".
Se avecinan protestas de los funcionarios
Los sindicatos de funcionarios no han tardado en reaccionar a la congelación salarial que el Gobierno ya se plantea. Piden sentarse con la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias, para pactar una mejora de las condiciones laborales de los empleados públicos que esté en el marco de los próximos Presupuestos. Los sindicatos argumentan que los funcionarios han sido fundamentales para luchar contra la pandemia y ponen de ejemplo al personal sanitario y educativo y amenazan con no aceptar medidas unilaterales como la congelación salarial. En el Gobierno se han tomando en serio este aviso. Es más, se está comentando que hay temor a un otoño caliente con movilizaciones y huelgas de estos trabajadores.
Satisfacción en los museos de Madrid
Como era previsible, el desplome de turistas extranjeros ha pasado factura a los museos de la capital. A pesar de ello, en el sector están satisfechos y afirman que han retenido a un 40% de los visitantes. Por lo visto, las promociones han captado al visitante local y nacional, lo que ha permitido compensar en parte las cifras.