Opinión

La Unión Europea y las aplicaciones de rastreo

Garantizar la confidencialidad de los datos es fundamental para que las aplicaciones de rastreo se implanten frente al Covid

La digitalización no solo va a ser la palanca de la recuperación de Europa y el vector decisivo de la competitividad de nuestra economía, sino que ya es el aliado imprescindible para gestionar la actual crisis sanitaria y prevenir y limitar el alcance de las futuras.

Las aplicaciones de rastreo constituyen herramientas con un potencial extraordinario. Su importancia radica en que, al poder advertir de la posibilidad de contagio a todos los contactos, permiten tomar decisiones para romper las cadenas de infección de una manera mucho más rápida y eficiente.

Pensemos que, en la UE y el Reino Unido, hay más de 365 millones de teléfonos inteligentes conectados (que representan el 76% de todas las conexiones en estos territorios). Solo con ese dato es fácil deducir la valiosísima contribución que estas aplicaciones pueden significar en la gestión y prevención de pandemias.

Lo primero es asegurar a los usuarios que la privacidad no está en juego

La Unión Europea tiene claro que hay que contar con un conjunto de principios y estándares que aseguren que este tipo de apps en todos los países cumplen con unos mismos requisitos, evitando así una fragmentación que reduciría sensiblemente su valor operativo.

El punto de partida sobre el que hay acuerdo es el carácter voluntario del uso de las aplicaciones. Pero, si es voluntario y la eficacia radica en un uso masivo por la mayor parte de la población, ¿cómo lograrlo? ¿Cómo promover su aceptación?

Pues bien, la respuesta radica esencialmente en la confianza. Y para ello la garantía de la confidencialidad es fundamental. La protección de la privacidad es un principio fuertemente arraigado en la Unión Europea y, desde esa perspectiva, no se debe ignorar que existe una preocupación legítima por la posibilidad de que estas aplicaciones puedan dejar expuestos datos personales del usuario, como su estado de salud o información de las personas con las que se relaciona.

Obtener la confianza de los ciudadanos garantizará el éxito de estas soluciones

Por este motivo, lo primero es asegurar que nuestra privacidad no está en juego aun cuando se trata de aplicaciones de uso voluntario.

Para ello la Unión Europea no solo obliga a que estas aplicaciones respeten la regulación sobre protección de datos sino que va más allá, al exigir un uso temporal y anonimizado de éstos. Es decir, que los datos solo puedan conservarse durante las crisis sanitarias y no permitan la identificación de las personas. Ello se refuerza con el requisito de utilizar la tecnología Bluetooth y no la geolocalización y, por último, la necesidad de contar con el visto bueno de las autoridades sanitarias nacionales. En definitiva, ni la identidad ni la ubicación, ni siquiera la hora exacta de contacto, se podrán revelar.

Transparencia y seguridad son requisitos con los que se deberá también cumplir, y para ello la Comisión, junto con los Estados Miembros, está configurando lo que podríamos denominar un "sello de calidad" para las aplicaciones que incluyan esas condiciones.

Para asegurar que no se producen fallos de seguridad, es necesario un desarrollo seguro y verificable de las aplicaciones. Más específicamente, los desarrolladores de apps deben seguir las buenas prácticas de seguridad en todo el ciclo de vida del desarrollo del software y las autoridades nacionales deben garantizar que la seguridad de la aplicación y el backend (motor o sistema de webservice, que centraliza todas las peticiones que se efectúan desde los dispositivos móviles) sean revisados por expertos independientes antes de su implementación. Una forma de hacerlo podría ser publicando el código fuente (el conjunto de pasos necesarios para ejecutar un programa) e invitando a investigadores de seguridad a evaluarlo.

Y así llegamos a un requisito esencial y determinante de la capacidad operativa y, por tanto, de la eficacia, de las aplicaciones de rastreo. Me refiero a la interoperabilidad a través de fronteras y a través de los sistemas operativos, fundamental para coordinar la gestión en el ámbito sanitario y contribuir a la recuperación del libre movimiento de personas en la Unión Europea.

Por último, un aspecto que no es menor si queremos que tengan implantación masiva nos remite a la necesidad de que las aplicaciones sean técnicamente muy fáciles y sencillas de utilizar, de tal modo que puedan ser adoptadas por sectores muy amplios de la población.

En suma, voluntariedad, confidencialidad reforzada, transparencia, seguridad e interoperabilidad son requisitos esenciales que deberán cumplir las aplicaciones de rastreo en la Unión Europea. Ello deberá contribuir a generar una amplia confianza en los usuarios sin la que quedaría muy comprometida la eficacia de estas aplicaciones.

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