Opinión

Callejón sin salida para la hostelería

La lenta desescalada lastra aún más la apertura de bares y restaurantes

El escaso número de bares y restaurantes que han vuelto a abrir sus puertas (apenas un 15% de la oferta total de las áreas que están en la fase 1) se plantean volver a cerrar. Las fuertes restricciones bajo las que se les permitió reactivarse a estos locales, limitados a sus terrazas y con un aforo de sólo el 50%, permitían, por sí solas, augurar un resultado así.

 Pero, además, el planteamiento general al que obedece la fase 1 supone un obstáculo añadido. Resulta imposible que afluya clientela a las terrazas en un estadio de la desescalada que todavía impone franjas horarias por edades a los desplazamientos de los ciudadanos, y que mantiene a una parte importante de la economía hibernada. Además, tampoco se ha dejado margen de adaptación a los hosteleros a las posibles dificultades. Los Ertes dejan de servir de ayuda, una vez que los empleados que ya han sido liberados de esos expedientes no podrán volver a ser incluidos en ellos. Las medidas que Trabajo prevé para fomentar las reducciones de jornada tampoco sirven de ayuda cuando no hay actividad. Y las limitaciones al despido siguen vigentes hasta diciembre, a no ser que la empresa entre en preconcurso. En paralelo, bares y restaurantes continúan haciendo frente a los mismos costes fijos (proveedores, alquileres, suministros...), con el único alivio de poder aplazarlos en algunos casos mientras han tenido que acometer nuevas inversiones, para instalar mamparas y adquirir equipos aislantes.

La reactivación es imposible en medio de las fuertes restricciones bajo las que se desarrolla la Fase 1 de la desescalada

La hostelería se encuentra así en un callejón sin salida que aboca a una nueva clausura que, para miles de negocios, será la definitiva. Se trata de un claro aviso de la lentitud y falta de lógica económica con las que la desescalada se está conduciendo.

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