
Bares, qué lugares, tan gratos para disfrutar". No hace mucho tiempo atrás, recordábamos esta frase de la canción de Gabinete Caligari en alguno de los numerosos artículos que hemos escrito desde la Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra) sobre la importancia de la hostelería para nuestro sector y para la economía española en general. Hoy, a pasar de las circunstancias por las que atravesamos, sigue siendo muy necesario recordarlo y apoyar a todos esos establecimientos -más de 300.000 en toda España- que tienen cerradas sus puertas. Estamos hablando del 6,2% de nuestro PIB y de 1,7 millones de empleos.
Ahora más que nunca es necesario que unamos fuerzas las administraciones y las empresas para solucionar, en primer lugar, la crisis sanitaria que estamos viviendo, pero también sus consecuencias económicas y sociales. Es fundamental trabajar con la vista puesta en el futuro y la recuperación, en un contexto en que la hostelería tiene que volver a ser el punto de encuentro social y uno de los motores de la economía española. En el sector de bebidas refrescantes lo tenemos claro y pondremos todos los recursos que están en nuestras manos para contribuir a que así sea. En ello nos va nuestro futuro, porque, si bien se mantienen las ventas en tiendas, mercados, supermercados, hipermercados y grandes superficies, el canal de hostería y restauración es fundamental en el global de la facturación.
La industria de la alimentación y las bebidas da ejemplo en la gestión de la actual crisis
Esta crisis es un reto para todos. El coronavirus confina ya en sus casas a más de un tercio de la humanidad. España está entre los países más afectados en Europa. Siendo lo fundamental frenar la pandemia, el mantenimiento del tejido empresarial y el acceso a los productos de primera necesidad es también prioritario. Todos reconocemos y valoramos, por encima de lo demás, el papel de los profesionales de la sanidad. Pero, también, en un momento de incertidumbre como el que estamos viviendo, la industria de alimentación y bebidas, de la que formamos parte la de bebidas refrescantes, está dando ejemplo de su papel esencial, de su capacidad de gestionar situaciones adversas, manteniendo el compromiso con los consumidores.
En estas circunstancias, la población está siendo aún más consciente del papel crucial del sector agroalimentario, el primero en importancia en la Unión Europea (UE), un dinamizador de la economía con una facturación de un billón de euros, de los cuales más de 100.000 millones se generan en España, donde supone el 3% del PIB. A los fabricantes de alimentos y bebidas hay que unir el resto de la cadena alimentaria, de la que forman parte agricultores, ganaderos, transportistas, supermercados, grandes superficies, etc. Gracias al esfuerzo de millones, las personas de todas las ciudades y pueblos de España pueden seguir disponiendo de variedad de alimentos y bebidas, de calidad y seguros.
Pero, volviendo al principio, si bien queda claro el importante papel y la función social básica del sector de alimentación y bebidas, hay que recordar que éste también se ve fuertemente afectado por el cierre de bares, restaurantes, hoteles y otros establecimientos. Un alto porcentaje de los ingresos procede de estos canales, como ocurre en el caso de las bebidas refrescantes. Hostelería, turismo y alimentación suponen una cuarta parte de la economía. Estamos hablando de millones de personas cuya subsistencia depende de estos sectores. Está claro que esperan malos momentos si no actuamos con previsión. Es imprescindible que, dentro de las medidas económicas que está adoptando el Gobierno, se tenga en cuenta lo que supone la inactividad de estos establecimientos y se puedan adoptar las medidas de índole laboral y el acceso a los mecanismos de crédito necesarios para garantizar su pervivencia.
En los últimos tiempos, hablamos cada vez más de cambiar nuestro modelo y avanzar hacia una economía más sostenible, basada en un patrón de crecimiento que aúne desarrollo económico, social y ambiental. Una economía en la que se favorezca el empleo de calidad, la cohesión social y el uso racional de los recursos. Los ODS para 2030 de las Naciones Unidas o el Green Deal de la Comisión Europea van en esta dirección. Pues bien, ha llegado la hora de acelerar este cambio. Esta crisis se debería convertir en una oportunidad para que la UE renueve su visión del progreso social y refuerce su liderazgo, dando una respuesta ambiciosa y solidaria a una crisis que afectará a todos.
Es necesario mantener la serenidad y el equilibrio para paliar la situación sanitaria. Trabajar pensando en el ahora no impide que, desde ya, hagamos todo lo posible por minimizar los daños económicos y sociales futuros. Y cuanto todo esto pase y volvamos a recuperar el pulso de la economía y de nuestra vida social, como siempre hemos hecho, lo celebraremos en los bares.