
La Comisión Europea muestra coherencia con el difícil reto que se ha autoimpuesto de liderar la evolución hacia una economía libre de emisiones. El plan de transición ecológica que presentará eleva en 260.000 millones anuales la inversión en este ámbito frente al escenario base que se había fijado.
El objetivo es llegar a una movilización de 1,2 billones anuales hasta 2030, en la que, como Bruselas asume, la implicación del sector privado seguirá siendo crucial. De ellos, la UE destinará una parte importante a reconvertir a los cinco millones de trabajadores que, inevitablemente, se verán afectados por la transición energética. La UE reconoce así con realismo los ímprobos costes y esfuerzos que este proceso requerirá y busca los medios para acometerlos.