Uno de los sectores de producción más importantes del país ha repasado, coincidiendo con el final de la COP 25, sus principales responsabilidades en la lucha contra el cambio climático y por una reducción de las emisiones. El sector del refino no quiere quedarse atrás ni ser atropellado.
La jornada celebrada este jueves en Madrid reunía a los integrantes de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos y al gobierno, con su ministra de Industria, Comercio y Turismo Reyes Maroto. Este sector no ha tenido una presencia intensa en la cumbre por deseo de los organizadores, pero ha aprovechado la multitud de actos y eventos paralelos que se han organizado estos días para poner en claro sus posiciones y su visión sobre el enfoque que está adquiriendo esta tarea de todos que es mejorar el planeta donde vivimos.
La neutralidad en las emisiones de aquí a algunas décadas es un objetivo de todos, y los operadores petroleros no deben ser el enemigo de nadie aunque así lo consideren los lobbies ecologistas y un parte importante del Gobierno español. Ellos se comprometen, como todos los demás actores, a desarrollar los avances tecnológicos necesarios para conseguir ese fin, ya lo han hecho en buena medida aunque sigan teniendo el sambenito de la utilización de combustibles fósiles y el más rechazado como es el petróleo.
El problema de tan loable reto es que alguien tenga prejuicios a la hora de juzgar lo que desde los operadores de productos petrolíferos se viene realizando
El uso de combustibles bajos en carbono y el funcionamiento de las refinerías modernas, sostenibles y competitivas garantizan según el presidente de AOP Luis Aires, presidente también de BP en España, el cumplimiento de la estrategia de neutralidad de emisiones.
El problema de tan loable reto es que alguien tenga prejuicios a la hora de juzgar lo que desde los operadores de productos petrolíferos se viene realizando. Hay que lograr la neutralidad también en las decisiones energéticas, es lo mínimo exigible a la administración cuando debe tomar decisiones sobre un mundo nuevo que tenemos por delante donde los dogmas deben dar paso a la moderación en las decisiones. Sólo unas horas antes de que las petroleras exigieran una vez más esa neutralidad energética, los empresarios de estaciones de servicio celebraban su comida navideña y su presidente Ignacio Arellano clamaba porque no se favorezca una energía en detrimento de otras. Es un sector en plena ebullición que se considera maltratado.
El mero anuncio, improvisado y sin calibrar, de que el diésel tenía los días contados ha hundido al sector de la automoción
El mero anuncio, improvisado y sin calibrar, de que el diésel tenía los días contados, que realizó una inexperta ministra de Transición Ecológica, ha hundido al sector de la automoción y ha propiciado una desconfianza total de los consumidores, que no saben qué decisión tomar a la hora de elegir un vehículo. Pocos días después de aquello, se anunció la prohibición a partir de 2040 a la venta y matriculación de coches diésel y gasolina. Y pocos meses después se eliminaba del borrador de la futura ley esa prohibición expresa y se hablaba de reducir paulatinamente las emisiones.
La confusión ha sido total, con las autoridades lanzando mensajes contradictorios que han pesado como una losa en la venta de automóviles y han frenado la renovación del parque móvil de nuestro país, la verdadera fuente contaminante por la antigüedad de los vehículos y no por el combustible que utilizan. Se ha llevado a los ciudadanos a pensar que el diésel es un enemigo del medioambiente por puros prejuicios ideológicos, y darle la vuelta a eso es tarea ardua. Por ello, una de las propuestas lanzadas desde Faconauto es la de rebautizar este combustible para que no lleve en lo sucesivo el lastre que le han colocado. La vicepresidenta de esta organización, Marta Blázquez, lo defiende como medida para limpiar su imagen. Y si puede ser incluyendo en la nueva denominación la palabra "verde" o el prefijo "eco", mejor aún.
Las empresas ya están tomando decisiones importantes al respecto. Algunas, como CLH, tienen previsto reducir a la mitad sus emisiones hasta 2025 y lograr el objetivo de todas las demás de ser empresas neutras en carbono un cuarto de siglo después.
Las del sector del plástico, agrupadas en ANAIP, se desgañitan tratando de explicar las ventajas de este producto sobre el que parecen haber caído las más terribles maldiciones bíblicas. Por ejemplo, como ha explicado su director general Luis Cediel, fabricando coches más ligeros con mayor porcentaje de materiales plásticos. Cada cien kilos que se reducen, se ahorran 8,2 gramos de emisiones por kilómetro recorrido. La misma regla es aplicable a los aviones. Por no hablar del uso de plástico en quirófanos, aislamiento térmico de viviendas con la reducción de consumo energético que conlleva, fabricación de placas solares o de las aspas de los molinos de viento que generan energías renovables.