
Inexorablemente unidos al devenir de los partidos a los que representan, los líderes de los, hasta ahora, cuatro grandes partidos nacionales afrontan la nueva convocatoria electoral como funambulistas en el alambre de unos resultados que amenazan con ser vitales para un futuro incierto para todos y que se atisba muy sombrío para algunos.
Porque en este ejercicio circense que deben afrontar el 10 de noviembre, dos de estos dirigentes, Sánchez y Casado, salen a la pista con una red de protección más o menos firme, mientras que Iglesias y Rivera se la juegan a cuerpo gentil y con muchos de los de su entorno -de los que siguen y los que se fueron- esperando la caída.
En Unidas Podemos muchos de los que todavía no se han ido tienen ganas a la pareja de Galapagar a la que acusan de "cesarismo, arrogancia e incoherencia".
De estos últimos, Iglesias y su consorte Montero, que tanto monta monta tanto, son los, a priori, más expuestos al resbalón que les lleve definitivamente al ostracismo. Y con ellos su escudero Echenique y quien le sucedió en el cargo, Alberto Rodríguez, "el Rastas", que tiene muy complicado repetir escaño en Tenerife. En Unidas Podemos son muchos de los que todavía no se han ido los que tienen ganas a la pareja de Galapagar, a lo que acusan de "cesarismo, arrogancia e incoherencia". La repetición de un fracaso electoral y el sorpasso de Errejón les dejaría entre la espada de la destitución y la pared de la dimisión, y con ellos al partido en los umbrales de la disolución.
Algo parecido ocurre con Albert Rivera y Ciudadanos, aunque aquí peligra más el líder que el partido. Aunque el líder naranja se ha ocupado de conformar una dirección de incondicionales y los críticos han optado por salir del escenario, la confirmación de los resultados que apuntan las encuestas supondría el fracaso político de su estrategia de derechización y el "no es no" a Sánchez, y un fracaso personal en sus aspiraciones de sustituir al PP como primer partido de la oposición. Sus movimientos de última hora no son creíbles para el electorado y la sombra de Inés Arrimadas es alargada y sigue concitando adhesiones por si es necesario entronizar a un sucesor.
La confirmación de los resultados que apuntan las encuestas supondría el fracaso político y personal de Albert Rivera y Sánchez sabe que sólo la continuidad en La Moncloa mantendría en calma las aguas del PSOE.
Mas calmadas parecen las aguas en el PSOE, aunque hay muchos esperando que se enturbien y no sólo en Andalucía. Sánchez sabe que sólo su continuidad en el Gobierno le garantiza la permanencia al frente de un partido donde únicamente el poder mantiene en expectativa el asalto de la "vieja guardia felipista" y de los barones en Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura. El giro a la moderación que le han aconsejado, su multiplicación de apariciones en los medios, sus llamadas a la estabilidad y el endurecimiento de su posición hacia el independentismo catalán no son sino una maniobra para atraer el voto centrista y tender lazos a los populares de Casado.
"Si como parece en noviembre tiene que pactar con el PP y asumir sus condiciones, Sánchez firmará lo que le pongan con tal de seguir en La Moncloa", afirmaba ….
En esta batalla interna el presidente en funciones consiguió el sábado que el Comité Federal le dejara las manos libres para hacer y deshacer las listas electorales. Ello le permitir no hace prácticamente cambio alguno en las candidaturas para seguir controlando un Grupo Parlamentario formado por incondicionales y estómagos agradecidos.
Muy tupida y firme parce en este inicio de campaña la red de Pablo Casado que tiene todas las papeletas para salir fortalecido de las urnas, de las que puede salir consolidado como líder indiscutible en su partido y como jefe de la oposición, ya sin la sombra de Rivera. Por eso moverá las listas lo que sea menester para incorporar a figuras relevantes del equipo de Rajoy y a independientes que refuercen su imagen de centrista. Claro que como él mismo se encargó de recordar "las elecciones las cargas el diablo" y no cumplir con las expectativas le dejaría también a los pies de los caballos. La solución está a 40 días vista. Entonces sabremos quién llega con bien al otro lado del alambre y quién se estrella, si es que cae alguno.