
Tras construirse una magnífica casa en el centro de su Málaga natal, el actor continúa con sus inversiones en su tierra. Este martes ha adquirido casi la mitad de la acciones de la Bodega Bar El Pimpi, uno de sus restaurante favoritos, que se encuentra situado en el edificio contiguo al ático donde reside.
Antonio Banderas (57) había hecho de este restaurante su pequeño refugio. Acudía de incógnito, tapado por una gorra, para intentar pasar desapercibido. De hecho, una de las imágenes que cuelgan en las paredes de El Pimpi, muestra al actor con una gorra con la visera hacia atrás firmando uno de los barriles.
La emblemática taberna de tapas y vinos goza de un reconocimiento internacional. Situada en el centro histórico, cerca del Museo Picasso, fue fundada en 1971 y es uno de los grandes atractivos turísticos de la ciudad. En ella se han dado cita decenas de rostros conocidos, desde Cristina Cifuentes (53) hasta cantantes como Pablo Alborán (28) o la propia Terelu Campos (52), cuyas fotografías firmando sus famosos barriles cuelgan en la barra del bar.
Con esta compra, el exmarido de Melanie Griffith se unirá a la familia Cobos, con José Cobos como principal referente, con el que mantiene una gran amistad. Cabe señalar que aunque ha adquirido una amplia participación, no será el accionista mayoritario. Así, con esta nueva incorporación, la empresa prevé abordar "nuevas líneas de negocio a corto plazo, como la del catering", tal y como explicaba Pablo Gonzalo, gerente de la taberna. Además, ha calificado la entrada del intérprete como: "Un revulsivo en la línea de crecimiento de El Pimpi en la última década".
La entrada del protagonista de El Zorro coincide con la salida de uno de los fundadores del negocio, Francisco Campos, que pasará a ser el presidente de honor. No obstante, Banderas delega en su hermano, Francisco Javier Domínguez, para llevar toda la gestión de la empresa, ya que es él quien se encarga de gestionar el patrimonio empresarial del actor y su fundación.
Banderas está reforzando sus raíces en Málaga. Creó la Fundación Lágrimas y Favores, que recauda 200,000 euros al año destinados a ayudar a la gente más desfavorecida de su tierra. Además, a finales de septiembre, se asoció con los propietarios del Teatro Alameda, Jesús y Carlos Sánchez Ramade, para realizar en sus inmediaciones su proyecto escénico, en el que pretende hacer cumplir uno de sus sueños: montar una escuela de interpretación.