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La luz tenue puede volverte tonto

  • Las habitaciones mal iluminadas pueden alterar la estructura del cerebro
  • Se pierde alrededor de un 30% de la capacidad del hipocampo
Luz tenue en un salón. Imagen: Pexels

No importa cuánto te guste estar tirado en la cama o en el sofá con las luces tenues: un estudio asegura que pasar demasiado tiempo en habitaciones mal iluminadas puede alterar la estructura del cerebro, dañando significativamente la capacidad de aprender y recordar cosas.

Para llegar a estas conclusiones, algunos neurocientíficos de la Universidad Estatal de Michigan examinaron los cerebros de ratas africanas de hierba (Arvicanthis niloticus) que al igual que los humanos, son diurnas y duermen por la noche.

Tras haberlas expuesto a la luz tenue y brillante durante cuatro horas, los roedores expuestos a la poca luz perdieron alrededor de un 30% de la capacidad del hipocampo; una región crítica del cerebro para el aprendizaje y la memoria. Y, además, tuvieron un pobre desempeño en una tarea especial con entrenamiento previo en comparación con el otro grupo de ratas.

Por otro lado, las ratas africanas de hierba que estuvieron expuestas a la luz brillante, mostraron una mejora significativa en la tarea. Cuando los roedores de luz tenue fueron expuestos a la brillante durante cuatro semanas (y después de un mes de descanso), su capacidad cerebral y el rendimiento en la tarea se recuperó por completo.

Luz tenue. Imagen: Pixabay

El primer estudio en mostrar que la luz conduce a cambios estructurales en el cerebro

El estudio financiado en los Institutos Nacionales de Salud, es el primero en demostrar que los cambios en la luz ambiental conduce a cambios estructurales en el cerebro. Explican que cuando exponían a las ratas a la luz tenue -imitando los días nublados- mostraron deficiencias en el aprendizaje. Esto es similar a, por ejemplo, cuando salimos del cine y no encontramos dónde aparcamos el coche.

La exposición prolongada a la luz tenue, en definitiva, puede conducir reducciones significativas en una sustancia llamada factor neurotrófico del cerebro, un péptido que ayuda a mantener las conexiones neuronales sanas en el hipocampo.

Lo más curioso de todo es que la luz no afecta directamente al hipocampo, sino que actúa primero en otros sitios dentro del cerebro después de pasar por los ojos. Tras la investigación, solo queda averiguar si los cerebros se pueden recuperar sin volver a exponerse a la luz brillante.

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