Todos

Preparémonos para el 'Calexit' y el 'Loxit'

  • California y Londres opinan que la política de sus países les perjudican
Foto: Getty

¿Qué hacer si no le gusta la política del país al que casualmente pertenece? ¿Pelear? ¿Emigrar? ¿Optar por una vida tranquila? Tal vez. Cada vez más personas parecen pensar que la respuesta es separarse. Tras la victoria de Donald Trump, una de las principales tendencias en Twitter fue 'Calexit' (por la independencia de California). Cuando el Reino Unido votó marcharse de la Unión Europea, mucha gente empezó a defender un Londres independiente, llamémoslo 'Loxit'.

¿Locos? ¿Amargados de mal perder? Tal vez. Pero hay también un elemento de sensatez en estas demandas. Mientras el populismo se hace con el dominio de la política de grandes economías, podría estar más justificada la ruptura de enclaves liberales súper ricos. Han desarrollado unas economías diferentes de los países en los que están encerrados y desde luego tienen la riqueza necesaria para ir en solitario.

'Calexit' o 'Loxit' no son del todo imposibles y que a nadie le sorprenda si surgieran movimientos similares en París, Milán o incluso Berlín. No es de extrañar que los votantes de California estén perplejos al encontrarse en un país que acaba de elegir a Trump de presidente. El Estado es mayoritariamente demócrata. Hillary Clinton recibió el 61% de los votos, frente a solo el 32% de su opositor republicano. Las mayorías electorales no suelen ser más apabullantes que eso. En realidad, California está tan alejada del resto de Estados Unidos que es prácticamente otro país.

Algo similar ocurrió en el Reino Unido durante el referéndum (también divisivo y amargo) sobre la Unión Europea. Mientras amplias partes del cinturón siderúrgico británico cosecharon grandes mayorías para la escisión, el Londres cosmopolita y adinerado votó abrumadoramente para quedarse. El 60% de los londinenses quisieron quedarse en la Unión Europea y algunas zonas de la capital rondaron el 80%. De nuevo, el veredicto fue arrollador y totalmente distinto al resto del país.

Como los californianos, muchos londinenses se preguntan si de verdad quieren pertenecer a un país que, aunque la forma definitiva del 'Brexit' está por decidirse, podría perfectamente volverse más ensimismado y proteccionista. De hecho, podríamos haber visto el primer paso hacia cierta forma de ciudad estado en Londres (como un Singapur más lluvioso).

La Cámara de Comercio de Londres, que representa a los negocios de la capital, sostiene ahora que Londres debe tener visados de trabajo que permitan únicamente a los migrantes el derecho de trabajar allí. Suena como un primer paso hacia la independencia. Al fin y al cabo, el control de las fronteras es una de las cosas que define a una nación.

Ahora mismo, Londres o California independiente puede sonar de locos pero si nos adelantamos unos cuantos años podría empezar a parecer mucho más atractivo. Para ser justos, varios enclaves súper ricos y liberales podrían tener razón de separarse.

Primero, está la fuerza de la independencia. California sería la sexta economía del mundo, por encima tanto de Francia como de la India. También tendría uno de los índices de crecimiento más rápidos del mundo. Hay muchos países mucho menos afortunados. Londres sería más pequeño pero no exactamente un micro-estado si fuera por su cuenta. Con un PIB de unos 600,000 millones de dólares, sería la 21 economía del mundo, sobrepasando a Suecia y Taiwán. Nadie piensa que esos países no funcionen como naciones independientes.

Ambos han desarrollado economías muy diversas respecto al país al que pertenecen. La economía de California se basa en la tecnología y el ocio. La de Londres en las finanzas, el derecho, la asesoría y la tecnología. Ambos están dominados por trabajadores de alto nivel cualificados. Sobre todo, exigen unos niveles muy altos de inmigración para que funcionen, tanto de profesionales cualificados como de trabajadores menos preparados para que el lugar siga adelante. En el resto de Estados Unidos, y en el Reino Unido también, una mayoría en aumento defiende las restricciones a la inmigración para proteger los puestos manuales (precisamente lo que California y Londres no necesitan).

Por último, pueden permitírselo. California tiene un PIB per cápita de 56,000 dólares. Londres de 58,000. El centro de Londres presenta una riqueza desproporcionada, con un PIB per cápita de 83,000 libras. Ambos adelantan cada vez más a los países en los que están y opinan que la política de su nación les arrastra hacia atrás.

Y no tiene por qué acabar ahí. Si Marie Le Pen se hace con el poder de Francia en una plataforma para sacar al país del euro (y ya no hay nadie que lo descarte), es muy improbable que París quiera unirse a eso. ¿Por qué unir su suerte al cinturón oxidado de Francia en declive? ¿Y qué tiene Milán en común con una Italia estancada? Si Alemania le da la espalda a la política liberal y abierta a la inmigración de Ángela Merkel, ¿la animada Berlín querrá ser parte de eso? Probablemente no. A algunos quizá les preocupe que Prusia reemerja como integridad política pero tampoco se puede descartar.

¿La solución? Una forma de ruptura. No tiene por qué ser total. Muchos países europeos tienen niveles crecientes de autonomía en distintas regiones. Cataluña posee un grado de autonomía enorme en España. En el Reino Unido, Escocia tiene mucho más control sobre sus propios asuntos que antes. Podría ser la respuesta.

No va a ocurrir enseguida, pero lugares como Londres o California quieren mucha inmigración, libertad de movimiento de bienes y capital, y políticas sociales ultra liberales. Pero los países en los que se integran quieren restringir la inmigración y son cada vez más reaccionarios. En verdad, la economía de la ruptura tiene mucho sentido y por eso no se puede descartar que la política se mueva en esa dirección también.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky