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LuisArredondo: El factor humano de Urbis

El que persigue con esfuerzo una meta, al final se ve recompensado. Este es el caso de Luis María Arredondo, que ayer tomó posesión de la presidencia de Urbis, en sustitución de Antonio Trueba. Los que le conocen dicen que Arredondo es el "brazo ejecutor" de Urbis y que con el nuevo cargo se le reconoce todo el trabajo que ha desempeñado en la inmobiliaria desde 1994, fecha en la que entró para ejercer el puesto de consejero delegado.

Una oportunidad ajena a su propia persona fue el trampolín que le lanzó al sector inmobiliario. Este ejecutivo estudió para ejercer de ingeniero de Caminos, puesto que desempeñó nada más salir de la universidad en el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo en la época de Franco. Dos años le bastaron para saltar al sector privado, a Sacra, sociedad que participó en obras importantes como la construcción de la M-30 madrileña.

Se presentó una vacante en la dirección de Promoción Inmobiliaria de Sacra y el Consejo de Administración decidió darle esta responsabilidad a Arredondo. De ahí pasó a Corporación Inmobiliaria Hispamer, empresa que construyó Torre Europa de Madrid, en un momento en el que hacer edificios emblemáticos no estaba al alcance de cualquier promotor. El siguiente escalón fue entrar en la inmobiliaria Zabálburu, donde fue consejero delegado, hasta que la compañía fue absorbida por Bami. En ese momento, Urbis le fichó.

Con esta larga lista de puestos en empresas del sector inmobiliario, se puede decir que Arredondo no es un novato para tomar las riendas de Urbis. De hecho, las buenas lenguas le consideran un "buen profesional" que cuenta con prestigio dentro de este mundo.

Este ingeniero se considera un precursor en conciliar la vida laboral y familiar antes de que se pusiera de moda. La mejor prueba de ello es que, en todas las empresas que ha dirigido, el factor humano ha sido muy bien valorado. El ejemplo se puede encontrar en Urbis. Las empleadas de la inmobiliaria que son madres reciben una paga de 400 euros mensuales hasta que el niño tenga dos años, una ayuda destinada a abonar gastos como el que, por ejemplo, supone la guardería.

Y es que el nuevo presidente de Urbis considera la empresa como la propia casa del trabajador, donde no cabe el disputarse los honores del trabajo bien hecho, ni eludir responsabilidades personales bajo el paraguas de los comités. Para él, la persona es lo primero, y por lo tanto, las acciones deben realizarse de forma generosa para no dar pie al protagonismo del "yo las he realizado".

Pero no todo es trabajo. En su tiempo libre le gusta disfrutar del aire libre y de la naturaleza, lejos de la ciudad. Cuando no le es posible huir de las grandes urbes, la música y la lectura son sus compañeras.

Ahora este padre de cuatro hijos cruza una nueva etapa en su vida profesional. Su objetivo es continuar la política que trazó el anterior presidente de Urbis, Antonio Trueba, aunque hay rumores que dicen que dará un aire fresco a la gestión de la inmobiliaria.

El reto es ahora conseguir que la empresa sea un gran equipo, donde los empleados acudan con ilusión y alegría a trabajar, con el fin de lograr que cualquier esfuerzo voluntario se realice en aras de conseguir mejores resultados.

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