Adiós al mito de locas con plumas, plataformas y pelucas. Y adiós a los prejuicios sexuales, políticas o morales. La comunidad homosexual consume más que la media nacional, es emprendedora y arriesga en la apertura de negocios novedosos. Es un hecho que se constata fácilmente en el día a día de las grandes ciudades.
El 10 por ciento de la población española pertenece al colectivo aunado bajo las siglas LGTB, Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales, y el 82 por ciento de ellos posee al menos un título universitario, según la consultora Axel Consulting. La leyenda urbana de que son más ricos y más guapos se queda en eso, en leyenda. Es cierto que el 76 por ciento tienen unos ingresos superiores a la media nacional, pero hay un matiz en este dato que no pasa desapercibido: de ése 76 por ciento, la mayoría son hombres. "Ser mujer y lesbiana, mal asunto en el plano laboral", afirma Carlos Krauel, socio fundador de Axel Consulting.
La todavía discriminación hacia el género femenino hace que los gays sean los que más triunfen y los que más dinero ganen en el mundo profesional. Además, un hombre homosexual no tiene cargas familiares, lo que hace "que se vuelque mucho más en el trabajo, pueda ascender más rápido y tener mejores puestos y salarios", añade Krauel.
Dobles ingresos,cero hijos
Son los llamados DINK, término importado de Estados Unidos que se traduce como "dobles ingresos, cero hijos". Si a eso se añade su elevado nivel de gasto -los gays destinan el 47,2 por ciento de sus ingresos a ropa y ocio según la consultora Método Helmes-, el resultado es un cliente más que apetecible. Su potencial económico, sobre todo, lo dedican en España al segmento ocio, decoración, cuidado personal y tecnología. "Viajan el doble y gastan el triple. Conquistar a un consumidor gay es como conseguir a seis heterosexuales", afirma Krauel.
Basta con darse una vuelta por el barrio madrileño de Chueca o por el barcelonés Gayxample para cerciorarse de que el colectivo gay sabe gastar, pero también invertir. En ambas zonas "de ambiente" se levantan cientos de locales hechos por y para ellos, cada cual más original. "Están acostumbrados a pelear por todo, por eso saben como hacer un buen negocio", afirma Krauel.
El orgullo de Chueca
Son los homosexuales responsables de haber sacado Chueca de la más absoluta marginalidad en la que se encontraba hace sólo diez años. "Estaba todo lleno de drogadictos, no se podía andar por la calle porque te podía pasar cualquier cosa", afirma el dueño Mystic, un bar de copas de Chueca. Hoy, esta zona tiene más de 250 locales entre bares, restaurantes, tiendas, gimansios, peluquerías, librerías, todos montados por emprendedores que han reavivado Chueca con sus ideas frescas y sus negocios novedosos.
Los gays fueron los primeros que apostaron por integrar en un mismo local un videoclub y una cafetería, o un restaurante y una tienda con la última moda, ideas adquiridas todas de sus múltiples viajes y que luego se han traído a España.
Nada mejor para constatar la "nueva Chueca" como observar la evolución del precio de sus viviendas. En 2001 el precio del metro cuadrado estaba en 2.496 euros; hoy en día está a 4.396 euros, según datos proporcionados por idealista.com.
El apogeo "friendly-gay"
Los negocios en torno al colectivo gay tienen etiqueta propia: friendly-gay. Son aquellos en los que se admite todo tipo de público sin que su orientación sexual tenga importancia. Además, más allá de los bares "de ambiente", se erigen muchos negocios sólo para público homosexual. Agencias de viajes que ya son famosas por sus originales ofertas como Rainbow Viajes, el crucero Atlantis o clásicas librerías como Berkana. El grupo Globalia ha creado hasta una tarjeta de fidelización llamada Friendly Zero y muchos hoteles están dirigidos a consumidores homosexuales tanto aquí como en otros lugares del mundo.
En España, la cadena Axel Hoteles prepara su expansión internacional con un hotel en Buenos Aires. Ya tiene uno en Barcelona y hasta 2010 invertirán 50 millones de euros en la apertura de cinco hoteles más. Detrás de estos establecimientos se encuentra el empresario catalán Juan Juliá, que señala que decidió levantar este negocio dirigido a la comunidad gay, aunque abierto a "todas las personas tolerantes", cansado de sentirse observado cuando viajaba con su pareja.
Tirón homosexual
Tampoco se puede obviar el negocio que han hecho otros a costa del colectivo homosexual. Es el caso de muchos cantantes, que se han convertido en iconos de los gays y han multiplicado la venta de sus discos gracias al fuerte empuje que han recibido de ellos. En España, Mónica Naranjo, OBK o Alaska son muestra de ello.
Precisamente muchos de estos actuarán durante los próximos diez días en Madrid, en donde comienzó el miércoles la fiesta del Orgullo Gay. A esta celebración se prevé que acudan más de 1,5 millones de personas que generarán unos ingresos de 150 millones de euros a la capital. Esto sólo es una prueba más del poder adquisitivo de la comunidad gay, que en Estados Unidos ya mueve unos 450.000 millones de dólares, según la Asociación Internacional de Turismo para Gays y Lesbianas.
Tal es el interés y el nivel de gasto de este colectivo que se le ha incluido en el ABC 1, que le identifica como uno de los sectores de mayores ingresos. De hecho, en EE UU muchos anunciantes dirigen sus productos a los gays de forma específica porque saben que son fieles a las marcas que les tratan bien. En España y en la Vieja Europa en general, todavía los empresarios son más reticentes a dirigirse a ellos. Hasta que descubran su potencial.