El candidato del Partido Popular, Mariano Rajoy, que ya se ve presidente del Gobierno tras el 20 de noviembre, ha fallado en su estrategia de comunicación al despreciar a la prensa económica española en un contexto crítico para nuestra economía. Desde el burladero, por Amador G. Ayora: Rajoy, igual que Zapatero.
En esta campaña electoral, en plena tormenta financiera y en la que la prima de riesgo ha superado los 500 puntos básicos, Rajoy ha evitado recibir a los medios económicos españoles para detallar su programa electoral, sus intenciones más inmediatas y los mensajes de confianza que transmitirá, nada más llegar a La Moncloa, tanto a los mercados como a los organismos internacionales. Instituciones que vigilan de cerca a España desde hace meses y que han depositado sus expectativas en el cambio de Gobierno.
Sin embargo, según fuentes populares, Rajoy sí ha recibido hace unas semanas al rotativo estadounidense The Wall Street Journal, en un encuentro en el que el candidato de Génova se encargó de tranquilizar sobre sus planes a la prensa del otro lado del Atlántico, pese a que, después, este encuentro no se vio reflejado en la edición impresa.
Según varios expertos en comunicación política consultados, con esta actitud Rajoy repite el error del actual presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, que no supo poner en valor la importancia de transmitir confianza sobre su plan de acción a la prensa económica, referente frente a la generalista en las principales plazas financieras europeas y norteamericanas.
"Es un error brutal despreciar a la prensa económica, porque se interpreta como un desprecio a los mercados financieros y resta imagen de credibilidad", apuntan. Rodríguez Zapatero, en su segunda legislatura, mantuvo varios encuentros con la prensa económica internacional, que sí se vieron reflejados como entrevistas escritas y televisadas, pero no hizo lo mismo con los medios económicos nacionales.
Además, el Gobierno intentó vender confianza fuera, a través de road shows que encabezaron por Estados Unidos y Asia la vicepresidenta ecónomica, Elena Salgado, y el secretario de Estado de Economía, José Manual Campa.